El congreso de los liberales alemanes confirma a Kinkel como presidente
El congreso de los liberales alemanes (FDP) confirmó ayer en Gera hasta junio del año próximo a su presidente, el vicecanciller y ministro de Asuntos Exteriores Klaus Kinkel, de 57 años. Una mayoría de casi dos tercios de los delegados expresó su confianza en Kinkel en una votación secreta: 390 de 606 delegados votaron a favor y 185 en contra, con 24 abstenciones y siete votos nulos.La votación de confianza, exigida ayer por Kinkel, es un procedimiento insólito en los congresos del FDP y no aparece previsto en los estatutos, aunque no hay ninguna disposición que la prohiba. Kinkel recurrió a este mecanismo, tras haber considerado la posibilidad de dimitir de la presidencia del FDP ante las burlas y frialdad con que los 662 delegados acogieron su discurso en la primera jornada del congreso.
Para salvar a Kinkel, que ,estaba dispuesto a arrojar la toalla, tuvieron que lanzarse al ruedo en Gera los tres dinosaurios vivientes del FDP. La vieja dama del FDP Hildegard Hamm-Brücher, de 73 años, y los presidentes de honor del partido: el ex ministro de Asuntos Exteriores Hans-Dietrich Genscher, de 67 años, y el ex ministro de Economía de la misma edad, el conde Otto Lambsdorff. En poco más de media hora, tres discursos improvisados y patéticos de estos tres venerables políticos salvaron a Kinkel al conseguir cambiar la actitud de los congresistas, que se habían mostrado hasta entonces dispuestos a convertir al ministro de Exteriores en chivo expiatorio de los desastres electorales del FDP. En nueve elecciones de Estados federados y las europeas el FDP no llegó al 5% y el partido ha quedado al borde de la ruina política con riesgo de quedarse muy pronto sólo con la representación en el Parlamento federal (Bundestag) gracias a los votos prestados del socio de coalición, la democracia cristiana (CDU/CSU).
Kinkel sale del congreso de Gera notablemente debilitado, aunque ha declarado que considera suficiente el resultado logrado en la votación de confianza. La votación en contra de un tercio de los delegados es muy alta.
