Aterrizaje milagroso de un 'Jumbo' filipino tras estallar una bomba a bordo
El vuelo 434 de Manila a Tokio con 307 personas a bordo acabó en milagro. El piloto del Boeing 747 Jumbo de las líneas aéreas Filipinas logró con gran pericia aterrizar tras la explosión de una bomba. Una persona resultó muerta y otras 10 heridas. Un grupo fundamentalista filipino, responsable en los dos últimos años de numerosos atentados y secuestros, reclamó la autoría: "Somos del Abu Sayyaf. Hemos hecho estallar un avión procedente de Cebú".
La explosión ocurrió tras la escala en Cebú a 9.100 metros de altitud y a tres horas de su destino final, Tokio. La bomba produjo un agujero de unos 30 centímetros en el suelo de la zona de los asientos de la clase económica, lanzando al aire restos de alfombra y piezas.
El muerto, un turista japonés, se hallaba sentado justo encima del artefacto.
El piloto, en una reacción súbita, descendió a 3.000 metros, y efectuó un aterrizaje de emergencia en el aeropuerto de Okinawa. "Tenía miedo de que tuviéramos que tomar tierra sin tren de aterrizaje", explicó un pasajero, "pero cuando lo vi salir [a través del agujero] me tranquilicé".
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