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Crítica:LA SEMANA EN POP
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Desandando

Correspondiéndose en el tiempo con la llegada de la ola neo mod británica (Blur, Gen, Oasis ... ), emergen también en nuestro entorno diversas tendencias que optan por desandar algunos pasos, para tratar de dar con una senda más adecuada o; con otras palabras un poco más duras, menos confusa.La vuelta a los Pegamoides, para perder un poco de vista a los Sonic Youth, por clarificarlo un poco. Así, resulta curioso contemplar al fangorio Nacho Canut dejándose los dedos tocando el bajo en los Intronautas, que son una pura réplica de los añorados Nikis.

De nuevo, la diversión burbujeante y superficial hace su aparición en canciones como Barbie debe morir o Sangre en el Museo de Cera. Otros nuevos nuevaoleros madrileños son Los Violines. Punk petardo aceleradísimo, con chica bajista; batería enmascarado y guitarrista con bata de médico. Tienen la osadía de grabar un single de vinilo con nada menos que ¡diez canciones! y su directo no desmerece.

En otro palo, cabe destacar el paso por España de Jimmy Thackery, un hombre que sólo parece tener seis amigas en este mundo: las seis cuerdas de su guitarra. Junto al elegante bajista Wayne Burdette y al batería Mark Stutso, cuya voz recordaba nada menos que a la del mismísimo Little Richard, Jimmy Thackery dio un importante repaso al blues en todas sus vertientes electricas.

Su versatilidad ofrece un caudal de solos de guitarra imaginativos y chispeantes, derivando en algunos momentos hacia el jazz y, en otros, hacia un sonido más tejano. Las canciones son un poco largas, eso sí. No obstante, los amantes del género obtuvieron de Jimmy Thackery una buena dosis de blues sudorosa y cervecera, servida por el guitarrista peor vestido que haya pasado nunca por España.

Más, mucho más atildados iban los Twinkle Brothers. Traían todos los colores de Jamaica puestos sobre sí, junto a la experiencia que le da a Norman Grant, su líder, estar grabando discos desde el año 66. Una carrera casi tan dilatada como la de las vacas, sagradas del pop británico.

La mayor innovación de esta banda consiste en el dub, un juego de ecos y de retardos, con el que la cadencia, ya de por sí hipnótica, del reggae se realimenta y ofrece aun más posibilidades rítmicas. Si el sonido acompaña, en vivo el efecto es causa de general baile de la concurrencia o, cuando menos, balanceo en semitrance. Resulta imposible. no mover los pies como desandando, al escuchar Free Africa o Jah Army, si se despliegan en un directo intenso y con Norman Grant en funciones de enérgico maestro de ceremonias.

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