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Una estudiante lleva siete años esperando que la Complutense le revise su examen

Antonio Jiménez Barca

Mientras la corresponsal de TVE Ángela Rodicio manda crónicas desde Bosnia, una compañera suya de promoción, Isabel Salvador, lleva esperando siete años que le revisen el examen de la única asignatura que le queda para convertirse en periodista. Por ahora trabaja de asistenta social. La alumna ha acudido a todo el mundo. Al departamento que la suspendió, al rector, incluso a los, tribunales, que le han dado la razón. Pero ni con ésas. Ahora, harta, ha puesto una querella criminal contra los representantes de la Complutense, que el juez ha admitido a trámite.

En septiembre de 1987, Isabel Salvador se examinó por escrito de la asignatura de relaciones internacionales, de quinto curso. Su sorpresa fue mayúscula cuando, unos días después, comprobó que en el acta figuraba como "no presentada". Pidió una revisión al profesor, Juan Antonio Campoy. Éste le informó por carta de que había revisado su examen y que estaba suspendida.Isabel volvió a solicitar una nueva revisión (a la que, según los estatutos de la Complutense, tiene derecho). Unos meses después, un acuerdo tomado por el Departamento de Relaciones Internacionales le explicó que la revisión era imposible "por tratarse de un examen oral" y no quedar "pruebas materiales del examen".

La estudiante volvió a la carga e interpuso un recurso ante el vicerrector de alumnos, Adolfo Arias, y ante el rector, Gustavo Villapalos, quiénes refrendaron lo que afirmaba el departamento. "Ni el rector ni el vicerrector tienen tiempo de hacerse cargo personalmente de todos los casos en una universidad de 130.000 estudiantes, y actuaron según lo habitual: pidieron información al departamento y se fiaron de él", cuenta un portavoz.

A los abogados

Ante esto, la estudiante buscó un abogado y fue al Tribunal Superior de Justicia y al Supremo. Estos ratificaron, en octubre de 1991 y en octubre de 1993, respectivamente, que el examen fue escrito y que tenía derecho a la revisión. Además, el Tribunal Supremo especifica que, en caso de que la alumna apruebe, la nota constará como del año 1987. Así, la estudiante podrá demandar daños y perjuicios."Que quede claro que yo no busco el aprobado: sólo la revisión. No sé cómo se puede tener la desfachatez de decir que el examen fue oral. Es algo esperpéntico", cuenta la alumna. En el departamento culpan al profesor: "Nosotros nos hemos remitido siempre a lo que se decidió en una reunión con Campoy. Nunca hemos tenido pruebas materiales del examen; nos hemos fiado de un profesor que nos engañó y que además, desde el 3 del septiembre de 1989, ya no trabaja aquí", explica Rafael Calduch, director del Departamento de Relaciones Internacionales.

Pero el caso es que este departamento, tras conocer las sentencias -en donde se especifica que la prueba fue escrita-, volvió a insistir, en un escrito remitido a los tribunales, en que el examen "fue oral".

En vista de que las sentencias no se cumplen, la alumna ha vuelto a acudir a los jueces y ha presentado una querella por prevaricación (actuar a sabiendas de que la, resolución es injusta) y desobediencia contra el rector, Gustavo Villapalos; el secretario general, Guillermo Calleja; el decano de la Facultad de Ciencias de la Información, Javier Fernández del Moral, y el director del Departamento de Relaciones Internacionales, Rafael Calduch. El pasado día 11, la juez le admitió a trámite esta querella.

El Departamento de Relaciones internacionales ofrece a la estudiante la posibilidad de reunirse con una comisión académica para evaluarla. "Pero yo no quiero que se me haga otro examen; quiero que se me revise el mío", dice Isabel.

Carlos Mayor, de la asesoría jurídica de la Complutense, explica que no tenían noticia de la querella que ha presentado la alumna y asegura que la medida está, en su opinión, "fuera de sentido". "Tanto el secretario como el rector se han limitado, sin ninguna mala fe, a fiarse de lo que dice el Departamento de Relaciones Internacionales", dice un portavoz de la Complutense.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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