El Sinn Fein exige al Gobierno británico el derecho del pueblo irlandés a la autodeterminación
No hubo apretones de manos ni sonrisas de compromiso, pero el momento en que los cinco miembros de la delegación del Sinn Fein cruzaron ayer la puerta del castillo de Stormont, sede en otro tiempo del Parlamento norirlandés, quedará como una fecha histórica en el proceso ole paz en el Ulster. Martin McGuinness, número dos del partido político que representa al IRA, aprovechó el primer encuentro oficial en 22 años con miembros de la Admi nistración británica para realizar, una declaración de principios sobre la autodeterminación del pueblo irlandés. McGuinness se mostró dispuesto a iniciar una segunda fase de negociaciones con todos los partidos de Irlanda del Norte.
El encuentro, más simbólico que práctico, entre las delegaciones británica y del Sinn Fein que tendrá una continuación el 19 de diciembre próximo, duró algo más de tres horas. A su término, sólo Martin McGuinness, trajeado y encorbatado como requería la ocasión, se dirigió a los periodistas para mostrar su satisfacción por un primer contacto sobre el que aseguró: "Hemos expresado el punto de vista republicano" sobre Irlanda del Norte.McGuiness destacó la buena disposición de su partido para pasar a una segunda fase de negociaciones en la que estén presentes todos los partidos de Irlanda del Norte, además de los representantes de los Gobiernos irlandés y británico.
Una fría mañana y una recepción no especialmente calurosa por parte de los funcionarios del Ministerio para Irlanda del Norte, en el destartalado castillo de Stormont, a las afueras de Belfast, no pudieron evitar que el encuentro alcanzara una alta temperatura. emocional en el gueto católico del Oeste de Belfast.
Primer eslabón
Los cinco miembros del Sinn Fein, tres hombres y dos mujeres, fueron escoltados hasta el edificio del Stormont por una pequeña caravana de coches.El contacto de ayer, que será completado por el Gobierno británico con un primer encuentro con los representantes de los grupos pro unionistas el 15 de diciembre, constituye, sin embargo, un primer eslabón clave en un delicado y complejo proceso de paz que, según McQuinness, "tendría que haberse iniciado mucho antes". Las milicias unionistas han amenazado con no asistir a su cita en las negociaciones en protesta por la presencia de un representante de la República de Irlanda en la delegación del Sinn Fein.
La agenda de la reunión no fue revelada ayer, pero está fuera de duda que los miembros del Sinn Fein pusieron sobre el tapete negociador su pretensión de que los presos del IRA sean liberados y se retiren totalmente las tropas británicas -cuyo número ha sido ya reducido- de Irlanda del Norte. El Gobierno británico, por su parte, considera imprescindible que los provisionales entreguen su arsenal armamentístico antes de que las conversaciones de paz avancen hacia una segunda fase.
Frente a la relativa indiferencia con que los ciudadanos británicos han contemplado la escalada de este proceso de paz, ayer, algún diario conservador clamaba en grandes titulares contra el hecho de que al menos dos de los tres miembros masculinos de la delegación republicana, hayan sido miembros convictos del Ejército Republicano Irlandés.
La histórica reunión sólo provoco un pequeño incidente por parte de un airado ciudadano probritánico de Belfast, que increpó a los miembros del Sinn Fein, furioso de verles traspasar el umbral del edificio del Stormont. Han pasado 22 años desde el día en que el propio Martin McGuinness y el presidente del Sinn Fein, Gerry Adams, viajaran a Londres para entrevistarse con altos cargos de la Administración británica con la pretensión de fijar un punto de consenso que pusiera punto final al problema del Ulster.
Dos de los cinco miembros de la delegación del Sinn Fein que ayer se sentaron frente a frente con los seis funcionarios británicos en el castillo de Stormont, en una informal mesa de conversaciones, han cumplido condena como miembros del IRA. Martin McGuinness, de 46 años, número dos del Sinn Fein, y Gerry Kelly, un activo republicano del área de Belfast, han pasado años en la cárcel por su vinculación con el Ejército Republicano Irlandés provisional. McGuinness fue en los años setenta un comandante del IRA en Derry (Irlanda del Norte) y cumplió condena por ello en la República de Irlanda. Kelly, mientras, fue sentenciado por su participación en una campaña de colocación de bombas en Irlanda del Norte.
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