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'La Peineta' estrena copetín

Leguina celebra el cumpleaños de la Constitución en el estadio olímpico y asegura que continuará peleando

José Manuel Romero

La Constitución cumplió ayer 16 años. Y Joaquín Leguina invitó a 1.200 personas -"como siempre en este acto", según su jefe de protocolo- a tardear en tres salas de un edificio de hormigón armado convertido en el hito arquitectónico del mandato socialista: La Peineta de Canillejas, el primer estadio de atletismo de Madrid.Otros diciembres, el cumpleaños de la Constitución se celebró en la sede de la presidencia regional, en la Puerta del Sol; dentro, los invitados se aplastaron para entrar en una sala escasa; fuera: atascos. En esta ocasión, el guateque fue olímpico, no hubo estrecheces ni problemas de tráfico. Era la primera novedad.

La otra fue aprovechada por Alberto Ruiz Gallardón, senador, diputado regional y aspirante del Partido Popular a la presidencia de la Comunidad: "Este año no ha venido ningún ministro, lo que demuestra una pésima educación. Justo el año que se despide Joaquín Leguina no vienen a acompañarle". Pero el anfitrión excusó a sus compañeros de la Administración central: "Justamente no han venido porque saben que no es mi despedida", dijo Leguina riendo. Y a continuación anunció: "No me despido. Estoy dispuesto a seguir peleando. ¿A presentarme? No sé".

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"Yo creo que Leguina es tan amigo de sus amigos, que si le piden que encabece la lista lo hará", vaticinó Ruiz Gallardón. ¿Y se lo van a pedir? "Eso habrá que preguntárselo a Jaime Lissavetzky", contestó el dirigente popular. Pero Lissavetzky, consejero de Educación y Cultura y secretario general de los socialistas madrileños, entraba y salía de los corrillos donde le hacían bromas a cuenta de una tragedia: la eliminación del Real Madrid de la competición europea.

Mientras tanto, algunos diputados del PP -acudieron muchos pero faltó el portavoz, Antonio Beteta- se mostraban ufanos ante la próxima cita en las urnas: "Aquí empieza la carrera de las elecciones", decían mientras miraban las pistas. Si se decidiera el resultado en una carrera en el estadio ¿quién ganaría las elecciones?, encuestó este periódico. "Mejor no porque me gana, pero no lo pongas", dijo Alberto Ruiz Gallardón. "Todavía corro, pero no sé que sucedería. Pero si yo tuviera la edad de Alberto le ganaría", respondió Leguina. Ramón Espinar, consejero de Hacienda, no contestó, deseó: "En los últimos diez metros gobernaría el PSOE". El diputado nacional de Izquierda Unida, Franco González, encontró otro camino: "El que más zancadillas pusiera". ¿Y ése quién es? "No sé, hay que entrenar mucho".

Más serio, un consejero del Gobierno regional aventuró que se puede repetir el resultado de 1991: la izquierda regional unida (PSOE más IU) evitó el éxito del PP.

No llegó la senadora Isabel Vilallonga, portavoz de IU en la Asamblea. Hace unos días anunció su despedida del frente político. No se presentará a las próximas elecciones ni compareció ayer en la cumbre política. "Distingue lo fundamental de lo accesorio aunque, sin duda, comparte la alegría de este día con todos los madrileños. Pero con la tranquilidad de conciencia y la libertad de criterio que le da su nueva situación, habrá decidido evitarse algunas caras", dijo un compañero leal.

Pedro Díez (IU), presidente de la Asamblea de Madrid, encontró en la fiesta un tono cordial, pese a la distancia que separó, en todo momento, a populares y socialistas. "La crispación general no se ha trasladado a Madrid", dijo. Ruiz Gallardón repitió: "No vamos a basar nuestra campaña en los casos de corrupción". Aunque su compañero Manuel Cobo calentó la contienda: "Algún escándalo hay en la Comunidad, por eso decimos que está trufada de corrupción".

Faltaron, entre otros, muchos ediles socialistas de Madrid; su portavoz, Juan Barranco; consejeros regionales (José Luis Fernández Noriega, Virgilio Cano y Elena Vázquez) y alcaldes habituales en estas citas. Acudieron: José María Álvarez del Manzano, el delegado del Gobierno, Arsenio Lope Huerta, y Marcelino Camacho.

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