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LA CRISIS DE IBERIA

Una historia llena de ajustes

La posible rescisión de 5.200 contratos anunciada en Iberia es la regulación de empleo más importante llevada a cabo en la compañía. El ajuste afectará a más del 20% de sus 24.578 trabajadores y supondrá un recorte global de un tercio de la plantilla desde que Iberia entró en pérdidas en 1990, con unos números rojos de 14.138 millones. Un año después, Iberia se vio obligada a una reducción temporal de empleo durante varios meses, que afectó a 2.500 trabajadores, debido al descenso del número de viajeros por la guerra del Golfo Pérsico, que provocó la cancelación del 15% de los vuelos. Es a partir de 1991 cuando se acentúan las pérdidas. Ese año se obtuvieron unos resultados negativos de 35.900 millones.

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Marejada en el aeropuerto

La guerra del Golfo Pérsico, la recesión económica y la fuerte competencia entre las compañías ante la liberalización del transporte aéreo en Europa provocaron que 1992 fuera "el peor de la historia de la aviación comercial", según el entonces presidente de Iberia, Miguel Aguiló. Las pérdidas de la compañía española se elevaron a 34,000 millones de pesetas. En estos resultados influyó de forma decisiva las sucesivas devaluaciones de la peseta.

1993 fue igual o peor. Las participaciones tomadas por Iberia en compañías latinoamericanas (Aerolíneas Argentinas, la venezolana VIASA, y las chilenas LAN y LADECO) repercutieron negativamente en la cuenta de resultados de ese ejercicio, que se cerró con unos números rojos de 69.777 millones de pesetas. Los responsables de Industria justificaron estas partipaciones como "movimientos estrátegicos", si bien el presidente del Instituto Nacional de industria (INI) y de Iberia, Javier Salas, ha reconocido ahora que la inversión en Aerolíneas no fue acertada.

Pérdidas acumuladas

En los últimos cinco años, la cuenta de resultados de Iberia ha acumulado unas pérdidas próximas a 196.000 millones de pesetas, y a finales de este año se prevé que se sumarán otros 44.000 millones de pesetas.

La Comisión Europea autorizó en febrero de 1992 a Iberia y a su principal accionista, el INI, a acometer una ampliación de capital de 120.000 millones de pesetas, que situó su capital en 213.281 millones. Con esta ampliación la empresa aplicó el plan estratégico, que preveía unas inversiones de más de medio billón de pesetas hasta 1996 y contemplaba un incremento de la cuota de participación en compañías aéreas latinoamericanas.

Esta operación autorizada por Bruselas a Iberia y a otras compañías aéreas europeas era la última oportunidad para que estas empresas resolvieran sus problemas económicos.

Sin embargo, Iberia tenía previsto solicitar durante este año a Bruselas una nueva ampliación de unos 130.000 millones de pesetas que, debido a la ruptura de las negociaciones con los pilotos, se ha visto de momento frustrada.

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