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Nacer y morir un 3 de marzo

"¿Quiere que le ayude a morir? Si lo desea, dígamelo; si tiene dudas, dígamelo también. Cuando me llame, vendré". Estas palabras del médico holandés Wilfren van Oijen dan comienzo al estremecedor reportaje Muerte solicitada, que narra un caso de eutanasia real ocurrido en Holanda -donde la muerte voluntaria está despenalizada- y que ha levantado una fuerte polémica en todos los países en lo que se ha emitido. Esta noche lo ofrece Canal+ para sus abonados, a las 23.47.Cees van Wendel y su Mujer, Antoniette, llevan una vida tranquila en la hermosa y tolerante ciudad de Amsterdam. Tienen un gato, una confortable vivienda de clase media y ningún problema económico gracias al restaurante que regentan. Un día, a Cees lo diagnostican una grave enfermedad degenerativa muscular que no tiene más salida que la muerte por asfixia. Él no quiere acabar su vida en un hospital, ni llevar una existencia de vegetal a base de morfina y respiración asistida. Van Wendel le pide ayuda al médico y le comunica que ha decidido morir un 3 de marzo, el día de su cumpleaños.

A partir de ese momento se pone en marcha una experiencia que es a la vez brutal y digna, que muestra de manera descarnada el sufrimiento del enfermo, de su mujer y del médico. El momento culminante del reportaje se produce cuando Van Oijen inyecta la dosis mortal en el brazo de Cees. Pero hasta llegar a él, el espectador contempla cómo un ser humano desesperado hace uso de su inteligencia, de su valentía y de su capacidad para decidir; se despide de su mujer, apura un vaso de vino -"a su salud", dice mirando a la cámara- y se recuesta en la camilla para morir. El médico no puede dormir esa noche, incluso le confiesa a Antoniette que cuando se dirigía hacia su casa con la ampolla fatal en el maletín le temblaban las piernas. Le martillea la pregunta de si puede realmente matar a otra persona; se justifica -en realidad no tiene por qué, pero lo hace- mostrando otros aspectos de su profesión más acordes con la vida -se le ve también trayendo bebés al mundo-, pero al final decide aceptar la voluntad de su paciente. "Me hizo una llamada de socorro. Nadie podía ayudarle", comenta.

En el último momento, le pregunta a Cees: "¿Quiere que vuelva mañana o pasado?". El enfermo dice que no, que ojalá lo hubiera hecho antes, porque no puede resistir más el dolor. Una vez dormido, Antoniette le cuenta al doctor el último diálogo mantenido el día anterior con Cees, cuando ella le dijo: "Asi que te vas de viaje y no me llevas contigo". Entonces él le responde: "Sí, pero te voy a decir el camino que voy a coger: primero pasaré por la Vía Láctea y después por la Osa Mayor. Así sabrás donde estoy y podrás reunirte conmigo, amor mío". Diez minutos después, la mujer le acaricia el brazo, ya sin vida, mientras le susurra: "También esto lo hemos hecho, juntos".

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