El fabuloso Zacharias

La revista de música Scherzo alcanza su número 90 y cumple nueve anos de vida. Para celebrar el acontecimiento organizó un concierto tan fuera de serie como son todos los del pianista Christian Zacharias, alemán, nacido en la India en 1950 y famoso desde que ganó en 1975 el Premio Internacional Mauricio Ravel.Dicen los italianos que "el buen día se ve desde el alba", y en música podríamos afirmar que el buen concertista se anuncia desde la confección de los programas. Los de Zacharias son extraordinariamente atractivos, y el de ahora no constituyó excepción: Preludios de Bach y Debussy y Sonatas de Scarlatti. Del que Schumann denominaba el libro de los libros esto es, El clave bien atemperado, Zacharias tocó los preludios números 1, 4, 7, 8, 21 y 24, por el orden que consideró más contrastante.

Para Bach, el término clave no significaba exactamente clavierivalo, sino instrumento de tecla que podría ser el clave o el órgano positivo. El piano estaba por llegar, pero los pianistas de hoy han de contar con su utilización sin perder de vista cuantas investigaciones se han realizado sobre los estilos de la época. Esto hace magistralmente el pianista Zacharias en unas versiones vivas y fieles. que metamorfosean los sonidos, matices y expresiones pretéritas.

Otros preludios fundamentales: los compuestos en 1909 y 19 10 por Debussy en dos cuadernos, verdadera suma del nuevo pensamiento musical impresionista. En ellos, el tiempo, la continuidad, la armonía y las dinámicas quiebran poéticamente los usos del pasado a través de un alquitarado arte de sugerencias, más que de evidencias. Zacharias, en parte formado con Perle Muter, profundiza en la magia debussyana y la transmite con autenticidad.

Para finalizar, la luz y la gracia de Scarlatti, altísimo imaginador de música. Claramente tocada de iberismo, no conviene exagerar este dato, aunque frente a Bach resplandece el diálogo Norte-Sur entre la Europa del pino y la de la palmera.

Prodigiosas, como siempre, fueron las versiones de Zacharias y a buen seguro que el antiguo habitante de la corte de Madrid gozará de mayor gloria cada vez que perciba los ecos terrenales de unas versiones como éstas.

El éxito fue extraordinario y junto a las ovaciones latía en todos un deseo: volver a escuchar pronto a este artista singular.