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32 familias chabolistas afectadas por el fuego de Peña Grande ya están realojadas

Después de varios incendios y dos años de promesas, el desmantelamiento del poblado chabolista magrebí de Peña Grande (Fuencarral) empieza, a hacerse realidad. Treinta y dos de las cincuenta familias a las que el fuego del pasado 11 de octubre dejó en la calle viven ya en un piso digno. La mayoría están alojadas en alquileres privados con aval y ayuda oficial; sólo cinco, muy pobres, ocupan viviendas sociales. El objetivo es realojar a todos los habitantes censados en este gueto de 200 casetas, que estorba para construir un colector necesario.

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Del fuego al hielo

Abdesselam R., su esposa y sus cuatro hijos han conseguido dejar atrás el hacinamiento, el. frío y el barro. Esta familia de Tánger que vivió tres años en una chabola de Peña Grande es una de las primeras realojadas tras el incendio de octubre. Desde hace un mes viven en un piso de alquiler de Canillejas (San Blas). Una casa sencilla de tres habitaciones que ellos mantienen reluciente.Abdesselam, camarero en paro, llegó a Madrid en 1990. 'Consiguió un puesto en un restaurante, compró una chabola por 40.000 pesetas en Peña Grande, trajo a su familia, y comenzó a luchar por lograr un futuro mejor para sus hijos.

"Varias veces fui a buscar un piso de alquiler para salir de la chabola, pero me pedían mucho dinero y tenía que volver al poblado", explica. Ahora su mujer trabaja como asistenta y él confía en encontrar otro empleo'. Tienen una ayuda temporal para pagar las 70.000 pesetas del arrendamiento.

Esta familia es una de las 32 que, por ahora, han dejado atrás la favela. Todavía queda otra veintena de damnificados por el incendio, la mayoría parejas y adultos solos, que esperan el realojamiento cobijados en chabolas de parientes y en tiendas de

Aquellos a los que las llamas no les afectaron tendrán que esperar a una segunda fase del realojamiento, que comenzará con el nuevo año. En principio, los planes de vivienda sólo van dirigidos a los censados en 1992.

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Dos años de promesas

Los proyectos políticos para acabar con este gueto datan de hace dos años. Entonces, ante el crecimiento del poblado, el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid concretaron un plan que no cumplieron. Las promesas levantaron falsas expectativas y se construyeron nuevas chabolas.

El incendio de octubre, que dejó en la calle a numerosos inmigrantes a las puertas del invierno fue un aldabonazo. Por fin las dos administraciones firmaron un compromiso de actuación que por ahora se cumple.

El acuerdo es subvencionar entre ambas instituciones a la asociación Provivienda, que capta pisos de alquiler, y ofrecer una ayuda temporal para pagar las rentas, que van de las 50.000 a las 75.000 pesetas mensuales. Asimismo, aportan 24 pisos sociales para casos extremos.

La ayuda para el pago del alquiler no es algo único de este programa. En los planes de vivienda social, a los que puede optar cualquier residente de Madrid que cumpla con los requisitos exigidos, existen subvenciones para casos de extrema necesidad. En el bienio 1992-1993 el gobierno regional gastó 268 millones de pesetas en ayudas para inquilinos del Instituto de la Vivienda de Madrid (Ivima).

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