Sobre pinzas y carteles
Desde Cáceres, Convento de San Francisco, Felipe González rodeado por los socialistas de jornada ha puesto el grito en la pinza que en su opinión intentan la derecha y los comunistas, en impía alianza para acabar "más que con el Gobierno con el proyecto socialista de modernizar España y librarla del aislamiento internacional en que se encontraba".Enseguida se le han recordado al secretario general del PSIDE otras pinzas en las que participó, como aquella exaltadora de Fraga pregonando que al gallego le cabía el Estado en la cabeza, para denostar a Adolfo Suárez. En definitiva, que pinzas y alianzas impías se han sucedido bajo muy diversos auspicios, y lo que nos queda por ver.
Pero estos hechos no se producen en el vacío sino bajo las condiciones de presión y temperatura que se dan en cada circunstancia. Recordemos que a partir de 1980 el PSOE se afanó en romper el cartel electoral de Adolfo Suárez porque estimaba más ventajoso competir en las urnas con Manuel Fraga, un franquista sin arrepentimiento, inválido para disputar el centro.
En el centro habita la victoria y fue el abandono del centro por la derecha nucleada en torno a Fraga la causa del triunfo socialista el 28 de octubre de 1982. Ahora José María Aznar anuncia al presentar su libro que el PP ha regresado al centro y prefiere no tener que compartirlo, propiciando como contendiente electoral al secretario general del Partido Comunista de España, Julio Anguita, que faena en otros caladeros.
Previsible pues el ahínco empleado por el PP desde 1993 por romper el cartel electoral de Felipe González para sacarle de la competición y eliminar competidores en el centro. En la pizarra de Génova, 13, Pedro Arriola intenta repetir la eficaz estrategia socialista de los primeros ochenta. El problema como siempre es de habilidad en el manejo, y administración de la dosis.
Las dosis críticas empleadas para aniquilar a Adolfo Suárez alentaron a los golpistas del 23 de febrero, que nos pusieron a todos contra la pared o contra las alfombras. Las dosis que ahora suministran los populares dejan ya a la mista en el panorama político actual efectos negativos y principios de enfrentamiento civil. Pero en las consignas mundiales, tan atendidas en Génova, se ha escrito que si no quieren palomino van a tener palomino y medio, sin dejarse condicionar por la realidad.
Por eso, para imaginar lo que nos aguarda, conviene volver a la psicología elemental, a la Ley de Weber y Fechrier, según la cual para que las sensaciones percibidas crezcan en progresión aritmética, 'los estímulos suministrados tienen que hacerlo en progresión geométrica. Sépase también que aquella vieja sabiduría campesina a tenor de la cual después de llover escampa, ya no reza porque, tras el invento del riego por aspersión, después de llover puede seguir lloviendo. Para comprender el ambiente envenenado, a. todo lo anterior añádase un sentimiento de desesperación, de último tren, que embarga a José María Aznar, convencido de que si la próxima vez se le escapara el triunfo quedaría de él lo mismo que de Antonio Hernández Mancha. Se enciende la impaciencia y pugnan por acumular influencia los asesores bajo cuya pluma sigue la siembra de la desconfianza y el desconcierto.
Hoy que enterramos al cardenal Tarancón, los ánimos se disponen en favor de la concordia. Sin olvidar que como ya dijo Hans Magnus Enzensberger y ha demostrado gran parte de la intelligentsia yugoslava "la producción de odio y la preparación de la guerra civil sigue siendo todavía hoy en día una de las principales tareas de los trabajadores de la cultura".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.