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Los niños ya no están

La Comunidad de Madrid quita los ocho hijos a una pareja que vive acampada

Enrique Heredia, de 47 años, y Josefa Zamorano, de 37, vivían con sus ocho hijos en una tienda de campaña que plantaron en el barrio madrileño de Villaverde Bajo a principios de septiembre. Desde el pagado lunes sólo la pareja permanece en la canadiense. Ese día, miembros de la Comisión de Tutela de la Comunidad de Madrid, acompañados por la policía, se llevaron de una tacada a los ocho niños -con edades entre los 3 y los 14 años- a un centro de acogida infantil del Gobierno regional, donde permanecen.La Administración regional explicó sus razones en un escrito oficial que dejó a los padres. En él indicaba que los menores se encontraban en situación de desamparo porque la vivienda familiar carece de habitabilidad, no estaban escolarizados, presentaban un aspecto de abandono y desnutrición, carecían de controles médicos como la cartilla de vacunaciones y han sido objeto de diversos "intentos de intervención" (sin definir) en los servicios sociales de Cataluña, donde antes vivían.

"¿Cómo saben si los niños están desnutridos si la primera y única atención social que ha recibido esta familia en tres meses ha sido retirarles a los críos?", se pregunta Enrique Castro, sacerdote y fundador de la Coordinadora de Barrios, una entidad creada en Madrid en 1982 para apoyar a personas desfavorecidas, que ha atendido a esta familia desde que llegó a la ciudad. "Hay muchos niños de poblados chabolistas", añade Castro, "que están sucios y desnutridos, no van a la escuela y encima se pasan el día rodeados de vendedores de droga a sus familias se les ayuda antes de tomar una decisión drástica. ¿Por qué a ésta no, si tampoco hay indicios de malos tratos? Otra cosa muy diferente sería que después de una atención continuada los trabajadores sociales viesen que es preciso retirar la tutela a los padres", concluye Castro.

Enrique y Josefa cuentan que en agosto llegaron de Barcelona huyendo de la insistencia de un pastor evangelista que quería que diesen a sus hijos en adopción. "Hablaba con los niños y les preguntaba a ver si se querían ir con otros padres", aseguran. "Mis hijos estaban escolarizados en Barcelona, tienen un código moral y un código ético, no son niños marginados, pero, desde el lunes, están privados de libertad y privados de sus padres", añade el padre, pintor de brocha gorda. "Cuando llamamos al centro para ver a nuestros hijos nos dijeron, que era imposible hasta el viernes, y que nos los devolverán cuando tengamos una vivienda digna".

Una vez en Madrid, se alojaron en casa de los padres de él, en el barrio obrero de Villaverde Bajo. "Pero en 70 metros no pueden vivir 13 personas y nos tuvimos que ir". Y acudieron al cura Castro, que les dejó una tienda de campaña grande y les dio comida y alguna ayuda económica mientras el padre volvía a encontrar trabajo.

Cada semana, una patrulla de la Policía Municipal se acercaba a su tienda de campaña. "Siempre se mostraban muy amables con nosotros".

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