Numerosos países se resisten a que las Naciones Unidas recomienden a los Estados adoptar leyes estrictas antimafia
El debate sobre las medidas que hay que adoptar para combatir a escala internacional la delincuencia organizada "ha encontrado, encuentra y encontrará dificultades", según afirmó ayer la italiana Liliana Ferraro, secretaria de la conferencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) reunida en Nápoles para tratar este tema. Los 138 países participantes estudiaban ayer en comisión la redacción definitiva del documento de conclusiones, que debe ser aprobado hoy. La propuesta de resolución incluye la- recomendación de que se adopten duras leyes antimafia.Tras una declaración general de tipo político, sobre la que no se preveían grandes diferencias, el borrador de documento final incluía, en efecto, un apartado B dedicado a la armonización legislativa. Todo ello a caballo entre una serie de iniciativas para potenciar la cooperación internacional en la lucha contra la delincuencia organizada, que debería encontrar objeciones porque recargan los costes de la ONU, que muchos países consideran ya elevados.
El apartado B -sin duda inspirado por Estados Unidos e Italia- recomienda la tipificación del delito de asociación mafiosa; el refuerzo de las capacidades investigativas, con la introducción de medios de control electrónicos y la organización de unidades especiales antimafia tanto a nivel policial como de justicia; la adopción de medidas concretas anticorrupción; la aprobación de programas de protección de testigos y el fomento de la colaboración, incentivando las formas de arrepentimiento, al menos con reducciones de las penas.
Confiscación de bienes
Otro apartado dedicado a controlar el blanqueo de dinero recomienda la tipificación de este delito y la introducción de leyes que garanticen la total transparencia en la propiedad de las sociedades, la limitación del secreto bancario y la confiscación de bienes sospechosos aunque no medie sentencia sobre el caso.Casi ningún país europeo se aproxima a estas exigencias normativas, y menos aún los no desarrollados, que han promovido en esta conferencia el compromiso de redactar una convención sobre la delincuencia organizada, considerada utópica por los representantes de países como el Reino Unido o Canadá.
En ese contexto se inscribe también la intervención de Janet Reno, la ministra de Justicia de Estados Unidos, cuando afirm que "del carácter esencialmente nacional del crimen organizado, deriva la conclusión de que la mejora de las estructuras nacionales constituye el fundamento de la contra-estrategia".
Discurso opuesto es el del vicepresidente colombiano, Humberto de la Calle Lombana, que insiste en la dimensión fundamentalmente internacional de la lucha contra las mafias, y reitera el argumento de que el tráfico de drogas es un problema inseparable de la gran demanda de esas. sustancias que existe en los países desarrollados.
Victor Yerin, ministro de Interior de la Federación Rusa, denunció como "exageradas" y propias de la guerra fría las estimaciones internacionales de la fuerte expansión de la delincuencia en su país. La delegación de Polonia reconocio, en cambio, que la rápida evolución hacia el capitalismo coincide con un aumento del 61% de los delitos. También la República Popular China se ha mostrado alarmada por la amplitud del fenómeno delictivo. Kunisha Hama, viceprimer ministro del Japón, país de gran delincuencia, sostiene, en cambio, que las leyes antimafia deben ser acordes con la cultura de cada país.
Terrorismo
Por su parte, el jefe de la delegación española, embajador José Antonio de Yturriaga, propuso ayer formalmente a la asamblea que el terrorismo sea incluido entre los delitos tipificados en una eventual definición internacional del delito de asociación mafiosa. Italia y Egipto. han hablado en ese mismo sentido.
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