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Los años hablan a la imaginación

Profesionales jubilados aconsejan a jóvenes sobre creación de empresas

Antonio Jiménez Barca

Los jóvenes que luchan para que su recientísimo negocio montado casi a ojo no se despeñe, o para que su ONG sobreviva financieramente hablando o que tienen una luminosa idea para una empresa y no saben ni por dónde empezar con el papeleo tienen ya unos aliados originales y gratuitos.

La asociación de profesionales jubilados Secot (Seniors Españoles para la Colaboración Técnica), integrada por 360 abogados, economistas e ingenieros ofrece desinteresadamente consejo y asesoramiento fiable.

Hasta hace un mes, los que acudían a esta asociación debían correr con algunos gastos (los jubilados no cobran un duro, pero mantienen una oficina en Madrid con teléfonos, fax, etcétera). Ahora, el Injuve (Instituto Nacional de la Juventud) ha firmado un convenio con ellos para que todos los jóvenes que quieran puedan acceder a sus consejos sin tener que desembolsar ni siquiera los gastos de la gestión.

Y los jóvenes acuden, Tras conversación telefónica (429 70 94) y leve exposición del caso se concerta una cita en la sede de la asociación, que lleva funcionando desde 1989, con uno de los jubilados especialista en el área. Si se trata de asesoramiento legal un abogado, si el problema es financiero, un economista...

En cualquier caso, en un lado de la mesa se sienta la experiencia y en otro la ilusión, a veces demasiado ingenua. En uno las ganas de comerse el futuro y en el otro la contención y el realismo.

"Nosotros queremos, montar una especie de parador infantil, donde acogeremos niños a horas en las que las que las guarderías normales están cerradas", explicaban ayer Eva Elvira y Raquel Mora, de 27 y 25 años respectivamente, ambas licenciadas en Psicología y en el paro.

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"Lo primero, para poder optar a las distintas subvenciones, bien de la Comunidad, bien del Instituto de la Mujer es diseñar un Plan de Viabilidad, esto es, un informe para ver si la empresa puede salir adelante", respondía José Antonio Casan¡, abogado jubilado.

"En tiempos como los actuales, en los que la contratación por parte de las empresas es casi inexistente, el autoempleo es una solución", añadía el jubilado, para animar. Después proseguía la recomendación: "Hay que contar con que los primeros meses no vais a ganar nada y, ¿Qué pasa con los seguros?", preguntaba el abogado. Según cuentan los jubilados, la mayoría de los jóvenes que acuden en busca de consejo son recientes licenciados universitarios de Económicas o Empresariales que quieren formar su propia empresa de consultoría y no saben mucho de las leyes necesarias para formar la empresa. "Pero también viene quien tiene un comercio pequeño y no vende mucho, o muchachos con asociaciones sin ánimo de lucro que buscan fuentes de financiación", dice Casani.

"También se pasa gente que parece tener muchas ganas pero, cuando se le dice que es necesario trabajar mucho, luego no vuelven a llamar", añade.

Con todo, la principal labor de los ancianos es la de poner los pies en la tierra a muchos de los jóvenes: "A veces dan la subvención pero hay que esperar a que en la Comunidad tengan dinero", aconsejan. "Sí, sí, vuestro proyecto es realmente bonito, pero decidme de cuánto dinero disponéis en la actualidad", repiten, una y otra vez.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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