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Dependientes independientes

Más de 3.500 personas han pasado ya en tres días por el rastrillo del Festimad

Joseba Elola

Wayne Bobbitt se ha convertido, sin quererlo, en uno de los protagonistas del mercadillo del Festival Independiente de Madrid. Su relación con el puesto más gore del rastrillo, instalado en la sala Revólver, tiene que ver, como no podía ser de otro modo, con el miembro que perdió, vía amputación, a manos de su esposa. Un collar que luce un pene de cera, tamaño natural , ensangrentado, es uno de los objetos que más curiosidad han despertado entre la clientela. Algunos se acercan a tocarlo, otros lo utilizan para chistes o para rememorar el caso más famoso de castración conyugal, y una veintena de clientes lo compró y se lo llevó puesto a casa.Este tenderete es uno de los 40 que se han instalado en la sala Revólver, convertida en punto de encuentro del Festimad. Las pequeñas compañías discográficas y los fanzines han encontrado por una semana un lugar donde sus más independientes dependientes exhiben sus productos. Cerca de 3.500 personas han pasado durante los tres primeros días de Festimad por el mercado, según los responsables de la sala. Ayer, al mediodía, Revólver presentaba un lleno total. Unas 700 personas, la mayoría de no más de 25 años, se acercaron a la fiesta de Mano Negra para ver los vídeos musicales de la banda de rock gala.

El puesto expendedor del pene ensangrentado pertenece a Xacatrax, una revista de gore brutal orgullosa de ofrecer historias repugnantes, de esas que coquetean con la náusea de los más delicados. Además del miembro amputado, el puesto vende cabezas seccionadas, con reguero de sangre incluido en el lote. Las películas Mal gusto, Santa sangre y Necromanti, un despliegue de escenas de fornicación con seres muertos, han sido las más vendidas en los primeros días de mercadillo. A propósito de la necrofilia, el director de Xacatrax, Javier Perea, explica: "Nosotros vamos buscando y ofreciendo alternativas y no nos limitamos al agujero por donde nos quieren meter". El director de este fanzine niega que este tipo de publicaciones inciten a la violencia: "Cualquier cosa de Bosnia o Ruanda que veas en el telediario es mucho peor. Lo nuestro sólo es ficción".

En el mercadillo de Revólver están representados más de una veintena de publicaciones alternativas y más de veinte sellos discográficos. Los dueños de los puestos se mostraron escépticos, en un principio, acerca de las posibilidades de éxito de este experimento. Pero a medida que han ido pasando los días se han convencido. Es más, una docena de discográficas y revistas se han sumado al mercado cuando, éste ya estaba en marcha. "De todas formas", comenta Álvaro Ruiz, director gerente de la sala, "la gente ha estado muy por encima de los que llevan los puestos. Son ellos los que han animado esto".

Hay unos cascos de realidad virtual, unos estudios de grabación que elaboran un disco para cualquier grupo novel por 300.000 pesetas, un puesto que vende objetos de cuero y otros que comercializan camisetas, gafas de sol tipo años setenta, anillos de calavera... Y hasta unos tatuadores que con sus utensilios dotan de un particular hilo musical a la sala. "A todo el mundo le tira lo de los tatuajes, pero a la hora de la verdad no se deciden", comenta Mónica, del puesto de tatuajes Mao and Cathy. En tres días, tan sólo han podido tatuar a cuatro personas. Un lunar cuesta 5.000 pesetas; un brazo entero puede llegar al millón.

Un puesto reúne a cinco discográficas independientes: Subterfuge, Indiana, Siesta Récords, Animal y Grabaciones en el Mar. En tres días han vendido cerca de sesenta discos. El de Los Protones, una formación de power-pop, ha sido el más vendido. En este tenderete musical, todos sonríen cuando se les pide que definan la cacareada independencia. Pablo Carrero, de Indiana, hace una aproximación: "Es currártelo por tus propios medios".

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Sobre la firma

Joseba Elola
Es el responsable del suplemento 'Ideas', espacio de pensamiento, análisis y debate de EL PAÍS, desde 2018. Anteriormente, de 2015 a 2018, se centró, como redactor, en publicar historias sobre el impacto de las nuevas tecnologías en la sociedad, así como entrevistas y reportajes relacionados con temas culturales para 'Ideas' y 'El País Semanal'.

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