Naufragio en el Magreb
El Instituto Cervantes de Argel, considerado como uno de los más importantes del Magreb, cerró oficiosamente sus puertas el mes de octubre de 1993, como consecuencia de la inestabilidad en que se encuentra sumido el país. Otros centros Culturales extranjeros en la capital argelina han sido también clausurados por razones de seguridad.
Pero mucho antes de que el Instituto Cervantes -Centro Cultural Español hasta abril de 1993- cerrara de hecho sus puertas, el mascarón de proa de la cultura española en el Magreb había empezado a naufragar, como consecuencia de las dificultades económicas 37 administrativas.
El Centro Cultural Español vivió una época dorada bajo el mando de Esmeralda de Luis, llegando a reunir cerca de 800 alumnos y contando con un cartel de 10 profesores. Pero las dificultades económicas de los últimos tiempos habían incidido directamente en la calidad de los enseñantes, hasta el punto de que meses antes de su clausura oficiosa sólo uno de ellos era de nacionalidad española. El resto eran "mano de obra barata", contratada a más bajo precio y en condiciones más rentables, según ha asegurado uno de los antiguos profesores.
El último profesor/a de nacionalidad española había sido' contratado/a en virtud de un singular pacto, nunca escrito, entre el director del centro -exiliado en Casablanca- por el que se le ofrecía al enseñante ex profeso venido de España alojamiento en el centro a cambio de las clases, por las que percibía un salario de 10.000 dinares, que representaban unas 20.000 pesetas al mes.
Fórmula mágica
Esta fórmula mágica había venido siendo utilizada en los últimos anos por la dirección del centro cultural para asegurarse y potenciar la presencia de profesores españoles en el centro de Argel. El resto de los profesores lo formaban una red de abnegados profesionales, de nacionalidad argelina, con los que no se suscribió nunca ningún tipo de acuerdo o contrato, quienes percibían su salario en metálico cada mes dentro de un sobre y cuya prestación de servicios no quedó nunca reflejada en ninguna hoja de salarios."Se nos condenó a trabajar en condiciones de negro barato. Carecíamos de seguridad social y no disfrutábamos nunca de vacaciones, por lo que durante el verano quedábamos prácticamente en el paro", asegura uno de estos enseñantes.
Todos ellos se quedaron en la calle hace más de un año, cuando el centro Cervantes oficiosamente cerró sus puertas. Pero, oficial y administrativamente, el Cervantes de Argel sigue activo y dirigido a distancia por Arturo Lorenzo, que acumula la dirección del centro cultural de la capital argelina al de Casablanca, en Marruecos. Arturo Lorenzo tuvo que dejar su puesto obligado desde Madrid, alegando razones de seguridad.
Dos auxiliares administrativas de nacionalidad argelina mantienen oficialmente abierto el centro y asumiendo todos los riesgos y las tareas de dirección, por las que se les paga un salario de auxiliar administrativo, cuyo contrato finaliza y se renueva cada seis meses. El centro imparte clases de español prácticamente en condiciones de clandestinidad en un lugar diferente al centro, a petición de determinados usuarios, en la mayoría de los casos dirigentes empresariales o funcionarios de la Administración. El centro canaliza también la tramitación de becas y se ha convertido en antena y faro de los estudiantes que quieren hacer o seguir sus estudios en España.
Babelia
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