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Martino: "Italia quiere que se revise por completo el Tratado de Maastricht"

Italia se propone dar la vuelta al calcetín cuando, el año próximo, los países de la Unión Europea (LTE) revisen el Tratado de Maastricht. Así lo confirmó, en una entrevista concedida a EL PAS poco antes de iniciar ayer su primera visita oficial a Madrid, Antonio Martino, el ministro de Asuntos Exteriores italiano. La "convergencia económica" traducida en límites precisos para variables macroeconómicas como la deuda y él déficit público, piedra sillar de la unión monetaria concebida por alemanes y franceses, representa, según Martino, "un enfoque peligroso" de la UE, inseparable, además, del concepto de una Europa a dos velocidades.

"Hay dos estrategias de unificación monetaria que conducen a dos visiones muy distintas de lo que debe ser la unión. La primera es la convergencia sobre grandes objetivos macroeconómicos, cumplida, la cual se pasa a la unión monetaria. Esto crea la tentación muy fuerte de que los países que superen esas reglas entren en la unión y que los que no lo hagan, queden fuera. Sería la Europa a dos velocidades o de geometría variable", afirma."En mi opinión" añade Martino, "se trata de una visión equivocada y peligrosa del proceso de unificación. Equivocada porque no es en absoluto verdad que sea necesario converger sobre esos grandes objetivos económicos para tener la moneda común. Tanto en España como en Italia y en otros países, hay regiones que tiene desarrollos económicos muy distintos, lo cual no les impide tener la misma moneda. Bélgica tiene la mayor relación entre deuda pública y Producto Interior Bruto (PIB) de Europa y Luxemburgo, la más baja. Sin embargo, tienen la misma moneda".Tesis peligrosa

La tesis es, además, peligrosa, ya que, si se la toma al pie de la letra, se termina por aceptar la propuesta de los democristianos alemanes de una Europa integrada por un pequeño núcleo de países", añade el jefe de la diplomacia italiana.

Está, sin embargo, el hecho de que la deuda pública suele ser considerada como la otra cara de la economía sumergida y que el objetivo de la convergencia fue asumido esencialmente como garantía de que todos los países de la Unión Europea competirán en blanco, con las cuentas sobre la mesa.

Sin embargo, Antonio Martino, representante de un país que tiene una gran deuda pública y una economía sumergida tan importante que, para reflejarla, el PIB italiano fue aumentando en un 15% a finales de la pasada década, tiende a relegar la importancia de ese problema.

"Por lo que se refiere a Italia", sostiene Martino, "las estadísticas oficiales, si acaso, exageran el alcance de la economía sumergida. Creo que hoy tenemos un problema de sobrevaloración del PIB. Además, la idea de hacer desaparecer las economías no oficiales es ilusoria, y también peligrosa, pues implicaría la posibilidad de destruir actividades productivas que existen sólo porque no son oficiales".

"El problema de la convergencia es el más importante, aunque los no economistas lo consideren secundario. Se trata de una propuesta que en apariencia es puramente técnica, pero que consideramos políticamente peligrosa", insiste Martino, siciliano de 51 años, nacido en el seno de una familia de tradición diplomática pero cuya formación es fundamentalmente económica. Hasta hace, Martino enseñaba economía política en la Universidad Católica de Roma.

Esta visión de la vía hacia Europa y otros conceptos que Martino, "liberista" convencido, gestó durante su paso por la Universidad de Chicago, a finales de los años sesenta, estuvieron en el centro de las conversaciones que el italiano mantuvo ayer en Madrid con su homólogo, Javier Solana. Pero la visita se enmarca en el proyecto más amplio de un re lanzamiento de la política exterior italiana. ¿Sobre qué bases?

"Tenemos algunas directrices fundamentales. Consideramos que en el proceso de ampliación de la Unión Europea no puede seguir siendo olvidada la dimensión mediterránea. Que, en general, la UE debe ser -abierta hacia el exterior, no introvertida. Y ésto por dos razones: porque los grandes acuerdos regionales de ben ser preludio de una mayor apertura y multilateralidad en los intercambio comerciales, sin constituir fortalezas, como Europa o Norteamérica, que se hacen la guerra. Luego, por los problemas específicos del Mediterráneo; porque una Europa ce rrada agravaría la crisis en la zona e implicaría, por tanto, mayor inestabilidad y mayor inseguridad. La otra gran prioridad italiana es la ya citada revisión del Tratado de Maastricht"

¿No es contradictorio que Berlusconi, que reclama más protagonismo en Europa haya tenido dificultades casi insalvables para designar a los nuevos comisarios europeos italianos?. "Hubiera sido preferible nombrarles hace tres meses, y creo que deberían haber sido dos técnicos de alto nivel profesional y prestigio internacional reconocido. Contodo, hemos dado un a gran paso, ya que los Gobiernos precedentes solían nombrar en diciembre nuestro comisarios", bromea Martino.

Fricciones con Eslovenia

Es difícil de entender que un problema como el de los bienes que unos pocos cientos de italianos dejaron en la península de Istria, cuando parte de ese territorio, tras la caída del fascismo, pasó a la soberanía de la antigua Yugoslavia, pueda ahora dar lugar a una amenaza de veto sobre la candidatura de Eslovenia al ingreso en la Unión Europea (UE). "El problema es de verdad muy pequeño, pero toca principios básicos para la construcción de la UE, como el respeto' al derecho de propiedad" responde el ministro italiano. Martino y su homólogo esloveno, Lojze Peterle, dieron ayer significativos pasos. Italia presentó una nueva formulación de la declaración de Aquileia. La respuesta eslovena se puede producir hoy.

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