La comisionada alemana para los extranjeros pide más respeto a sus derechos

La comisionada del Gobierno federal para los extranjeros en Alemania, la diputada liberal (FDP) Cornelia Schmalz-Jacobsen, reclama más derechos para los emigrantes, mayores facilidades para conseguir la nacionalidad alemana y facilitar la doble nacionalidad. Al mismo tiempo, Schmalz denuncia la formación de un grupo de extranjeros de segunda clase, los procedentes de países de fuera de la Unión Europea.La comisionada presentó ayer en Bonn un informe con datos estadísticos y hechos sobre la situación de los extranjeros en Alemania que pretende ofrecer una base sólida para afrontar los problemas de este grupo social. En total, incluidos los asilados y solicitantes de asilo, residen ahora en Alemania casi 6,9 millones de extranjeros, que representan un 8,5% de la población. De esos 6,9 millones, 2,1 millones están dados de alta en la Seguridad Social, lo que significa una relación laboral estable.

La mayor concentración de extranjeros, con más de un 20% de la población, se registra en las grandes ciudades alemanas de Francfort con un 27,9%; Stuttgart, un 23,3%; y Múnich un 22,3%. Del total de extranjeros en Alemania, un 22,3% procede de la UE y disfruta de un régimen más favorable.

133.160 españoles

Por eso Schmalz denuncia en su informe el peligro de la formación de dos clases de extranjeros. En el censo de 6,9 millones de extranjeros figuran 133.160 españoles y la cifra desciende poco a poco cada año. La emigración española en Alemania se caracteriza por su antigüedad. El 85% de los españoles reside en Alemania desde hace más de 10 años y es el grupo de emigrantes más veteranos.Lamenta Schmalz que en la estadística de extranjeros se tengan que incluir los más de 100.000 niños nacidos el año pasado de padres extranjeros en Alemania y critica que no se produzca una apertura de la legislación sobre nacionalidad para permitir que el ius soli, es decir, el derecho a adquirir la nacionalidad del lugar de nacimiento, tenga una mayor vigencia. La comisionada constata: "La cifra de nacionalizaciones ha aumentado ciertamente, pero no en el volumen que sería deseable".

También calificó Schmalz de poco satisfactoria la situación de los regímenes de residencia. Los años de residencia son muchos, pero pocos los extranjeros que disfrutan de permiso de residencia permanente. Apeló la comisionada a los funcionarios de las oficinas de extranjeros para que "informen a su clientela con mucha más intensidad que hasta ahora de sus derechos".

Este llamamiento de la comisionada corre el riesgo de caer en saco roto. Los políticos democristianos (CDU/CSU) no cesan de repetir la muletilla "Alemania no es un país de emigración" y esta consigna impregna la actuación de los cargos medios e inferiores de la Administración.

Schmalz declaró ayer que le gusta su trabajo, pero espera que en la negociación sobre la coalición de Gobierno se tengan en cuenta las posiciones del FDP sobre extranjeros a favor de la doble nacionalidad y una mayor liberalidad. Contra estas posturas se ha manifestado de forma decidida la democracia cristiana (CDU) y, sobre todo, sus socios bávaros de la CSU, que se niegan a admitir la doble nacionalidad.