La antigua guerrilla Renamo pone en peligro la paz en Mozambique al negarse a participar en las elecciones
La granada electoral estalló ayer en Mozambique. Todo el costosísimo proceso puesto en marcha por Naciones Unidas en los dos últimos años, tras la firma de los acuerdos de paz de Roma entre el Gobierno y la guerrilla, está en el aire. Horas antes de abrirse los colegios electorales, la Resistencia Nacional de Mozambique (Renamo), el movimiento guerrillero que combatió desde 1977 al régimen del Frente de Liberación de Mozambique (Frelimo), anunció que no se daban las condiciones para celebrar unas elecciones libres y llamó al boicoteo de los comicios.
ENVIADO ESPECIAL
La Comisión Electoral Central, reunida en sesión de urgencia, hizo público ayer un comunicado en el que señalaba que la Renamo no podía legalmente retirar su candidatura a dos horas de la apertura de los colegios, por lo que todos sus votos serían considerados válidos. La afluencia a las urnas fue masiva, con una participación superior al 50% del censo.El actual presidente y candidato del Frelimo a la máxima magistratura del país, Joaquim Chissano, declaró tras depositar su voto que no tenía información oficial de la decisión tomada por la Renamo. Esta misma semana, sin embargo, el Consejo de Seguridad de la ONU declaró que sí existían los requisitos que garantizaban que los mozambiqueños podrían votar libremente. A pesar del llamamiento del partido de quien tildó de "definitiva" la opción del boicoteo, los ciudadanos acudieron en masa a votar en una jornada que se presumía histórica.
[El presidente del vecino Zimbabue, Rober Mugabe, precisó ayer que Afonso Dhlakarna podría participar en las votaciones, ya que no había llamado al boicoteo electoral sino a una mayor transparencia en los comicios, informa Reuter. Por otro lado, dos niños murieron y dos mujeres resultaron gravemente heridas ayer en incidentes registrados en Nampula, al norte del pais, según una información de la radio mozambiqueña recogida por la agencia Efe].
La decisión de la Renamo, un. movimiento guerrillero que ha recibido de la ONU cerca de 2.000 millones de pesetas para su reconversión en partido político (partida que incluye los 50 millones de pesetas que ha costado el Mercedes blindado de su líder), reavivó el fantasma de Angola, que ha rondado toda la campaña electoral en, Mozambique.
Mientras que la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA), de Jonás Savimbi, esperó a la derrota en las urnas para denunciar el fraude (la ONU calificó las elecciones angoleñas de limpias) y volver a las armas, la Renamo se ha anticipado a su supuesta derrota.
La Renano fue fundada con apoyo del antiguo régimen racista de lan Smith en Rodesia (la actual Zimbabue) y posteriormente financiada por el Gobierno surafricano.
En Inhambane, capital de la provincia mozambiqueña del mismo nombre, 500 kilómetros al norte de Maputo, centenares de personas esperaban a las seis de la mañana, una hora antes de la apertura de las urnas. En Chamane, una aldea de cabañas de palmera y caña trenzada a siete kilómetros de Inhambane, Jeremías Jeremías se acercó a la mesa con su acreditación plastificada. Mostró al presidente el anverso y el reverso de las manos, para demostrar que no había votado.
El dedo índice de cada votante es sumergido en tinta roja para evitar que se sirva de alguna triquiñuela, aunque la elaboración del censo y la confección de las acreditaciones se ha realizado con todo tipo de medios, aportados por la ONU y la Unión Europea principalmente.
Variado entusiasmo
Menos entusiasmada se mostraba Judite Francisco, de 28 años, con cuatro hijos y su marido trabajando en las minas surafricanas. Judite votó en la aldea de Sequeiras, a, 15 kilómetros de Inhambane, un deslumbrane paisaje de arena, cocoteros y cajueiros (árbol del anacardo) cerca del Índico más azul.A Joáo Graja, de 31 años, el diputado más joven del Parlamento portugués, miembro del Partido Socialdemócrata, destacado en Inhambane como observador internacional de la ONU, la actitud de los mozambiqueños le tenía deslumbrado.
Son más de seis millones y medio los electores llamados ayer y hoy a las urnas, en un país de más de 15 millones de habitantes. La ONU, que ha desplegado una fuerza de 6.000 hombres armados en una de sus mayores operaciones de paz y más de 5.000 observadores, esperaba con los dedos cruzados, antes de conocer el desplante de la Renamo, que el éxito sirviera para reparar los fracasos de Somalia, Angola, Camboya y Bosnia-Herzegovina. El secretario general de la ONU, Butrós Butros-Gali dijo ayer en Nueva York: "Es esencial que los partidos [de Mozambiquel cumplan sus compromisos ( ... ) [Todo] debe proseguir como estaba previsto".
["La retirada de la Renamo", dijo ayer Miguel Ángel Moratinos, director general de Política Exterior para África, "nos produce un sabor amargo, porque el pueblo mozambiqueño ha dado una lección del sabiduría, con una participación masiva"].
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