Las agustinas misioneras de Argel cierran la residencia del barrio de Bab el Oued
María Lourdes Miguel Matilla, sor Lourdes en la vida religiosa, de la comunidad de las agustinas misioneras, cerró ayer definitivamente la residencia que la congregación tenía abierta desde hace más de treinta años en el barrio argelino de Bab el Oued, escenario del asesinato el domingo de sus compañeras María Álvarez y Esther Paniagua. Las dos fueron enterradas ayer, Esther en León y María en Madrid.
Lourdes Miguel acudió a primera hora de la mañana a la antigua residencia, en el número 13 de la calle Larbi Maadi, en lo,que otro tiempo fue la capilla de San José, para recoger sus pertenencias personales y las de sus compañeras asesinadas. La acompañaban el cónsul de España, Bernardino León y dos geos, que viajaron hasta el barrio en dos vehículos blindados de la embajada.Con Lourdes salieron también de la residencia dos monjas, de nacionalidad francesa, pertenecientes a la misma congregación, que ocupaban las dependencias superiores de la misión católica. Se puso así fin a una historia de más de tres décadas, durante las cuales las agustinas misioneras han permanecido presentes en este conflictivo y populoso rincón de Argel.
En las próximas horas desalojarán también el barrio de Bab el Oued otras monjas de nacionalidad francesas, pertenecientes a la congregación de las Hermanas Azules o Foucault, que oeupaban y dirigían la parroquia de San Luis, muy cercana a la residencia de las agustinas y a cuyas puertas se cometió el doble asesinato.
Estas evacuaciones se producen pocas horas, después de que finalizara en Argel un sínodo. de los arzobispos locales en el que se examinó la situación de violencia y el peligro que significa para algunas congregaciones residir en determinadas zonas del país.
Pero este no es el primero ni el último cierre de una residencia religiosa en Argelia. En los pasados meses diversas comunidades católicas se han visto obligadas a desplazarse a otros lugares más seguros, como medida de cautela y en prevención ante Dosibles atentados.
Las Hermanas de la Caridad, fueron de las últimas en mudarse de la zona de El Hamra, a 250 kilómetros al suroeste de Argel, considerada una de las más inseguras del país ydonde el control por la guernlla integrista es más obvio. Una médico y una enfermera de esta comunidad esperan desde hace semanas un destino menos expuesto en otro lugar de Argelia, según se asegura en círculos diplomáticos.
En España, mientras se procedió ayer a enterrar a María y a Esther. Al sepelio de María en el panteón de la agustinas en la Almudena asistieron por la mañana sus hermanas, Cándida y Ángela, sus sobrinos y responsables de la orden, que también estuvieron en la ceremonia fúnebre vespertina de Esther en León.
Funeral en la catedral
Varios miles de personas se congregaron en la catedral leonesa y en sus inmediaciones para dar el último adiós a Esther en un funeral oficiado por el obispo Antonio Vilaplana al que asistieron familiares, decenas de sacerdotes, religiosas de la comunidad, alumnos de los colegios de la congregación y numerosos ciudadanos, informa La superiora agustina destacó que no había sido casualidad que Esther y sor Caridad entregarán sus vidas el día del Domund. "Han compartido y repartido lo más precioso, la vida. Hoy es significativa la afirmación de las hermanas de Argelia: no nos pueden quitar la vida porque ya la hemos entregado", dijo Ángela Traldi, quien resaltó la personalidad de las asesinadas y manifestó que ambas habían estado al lado de los musulmanes.
La inhumación se efectuó en el panteón de las madres agustinas. En el pueblo leonés de Izagre, de donde era natural Esther, se vivió también una jornada de luto.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.