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Fuego y agua, un binomio dramático para el Mediterráneo español

La erosión causada por el fuego ha incrementado un 200% los caudales previstos para algunas cuencas de Levante

Fuego y agua torrencial forman el dramático binomio de erosión de la tierra en la franja mediterránea española. Este año, las casi 200.000 hectáreas quemadas en las comunidades catalana y valenciana, unidas a las intensas lluvias otoñales, amenazan con hacer aún más grave él riesgo de desertificación de amplias zonas. La pérdida de cubierta vegetal causada por el fuego ha incrementado en una media del 200% los caudales previstos en algunas cuencas mediterráneas.

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El binomio de fuego y agua torrencial se ha convertido en una "constante ecológica del ecosistema" de la franja mediterránea, que este año de devastadores incendios provoca "un mayor riesgo de erosión", explica José Luis Rubio, jefe del departamento de desertificación del CSIC en Valencia. "Aunque el bosque mediterráneo goza de una gran capacidad de autorregeneración, la anormal intensificación y extensión de los incendios han creado una situación sin precedentes en la historia biológica del Mediterráneo".El borrador del Libro Blanco de la política forestal de la Comunidad Valenciana confirma que los incendios y la erosión son "los problemas más acuciantes" del territorio de esta comunidad, y destaca el fuego como uno de los elementos más "degradantes" del suelo y favorecedor del avance de la desertificación.

Al proceso general de destrucción de la superficie forestal se suma este año el hecho de que en muchos casos las llamas han destruido zonas de monte que se recuperaban lentamente de incendios anteriores, y que son ahora las más expuestas a la erosión, especialmente si se producen tormentas torrenciales. "En los estudios que hemos realizado constatamos que en el periodo de unos cuatro meses después del incendio es cuando el suelo está en condiciones de extrema fragilidad", explica Rubio. "Si a eso se une una fuerte pendiente del terreno [frecuente en los montes valencianos] y una mayor escorrentía, entonces los procesos erosivos pueden ser localmente muy intensos y dañinos".

Un estudio encargado por la Consejería de Medio Ambiente de Valencia sobre las consecuencias de posibles fuertes lluvias sobre las zonas que han sufrido los incendios más devastadores -en la provincia de Valencia- concluye que el riesgo de que puedan producirse "avenidas peligrosas" es alto para este otoño-invierno. La pérdida de cubierta vegetal y la disminución general de la permeabilidad del suelo causada también por el fuego han incrementado una media del 200% los caudales relativos previstos en la cuencas analizadas.

Por otro lado, las autoridades valencianas de Medio Ambiente han decidido actuar "de forma urgente" en cerca de 3.000 hectáreas calcinadas de las tres provincias, porque "presentan graves problemas de erosión" y "no es posible una regeneración natural". Semillados manuales y aéreos, retirada de madera quemada y la reparación de algunos diques, bancales y muros de contención son parte de este plan para contrarrestar la desprotección del suelo.

Y es que un bosque es como una gran esponja verde sobre la tierra. Absorbe el agua de la lluvia, la retiene y, cuando está empapada, la deja escapar. Allí donde hay bosque el agua llega suavemente al suelo, sin la violencia de cuando cae directamente desde la nube. El agua que cae mansamente penetra poco a poco en el suelo y, una vez saturado, se escurre por la superficie, va a parar a los torrentes y ríos. Una parte del agua circula subterráneamente, por lo que los técnicos denominan nivel freático, que forma los acuíferos asociados a los ríos. Todo eso es lo contrario de lo que ha sucedido esta semana en las 65.000 hectáreas de bosque que este verano se quemaron en Cataluña.

Cuando las lluvias son suaves, este proceso es plácido y apenas provoca erosión. Pero cuando las lluvias son torrenciales, como ha sucedido los días pasados, cae más agua de la que el suelo puede absorber. Entonces circula rápidamente, de forma que arrastra tierras y, según cual sea el estado del suelo y las pendientes que encuentre, estos arrastres arrancan más suelo, vegetación o lo que encuentren a su paso.

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