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ELECCIONES EN ALEMANIA

El estrecho triunfo del centro-derecha hace dudar que pueda resistir toda la legislatura

La victoria del canciller Helmut Kohl y los democristianos (CDU/CSU) en la elección del domingo es indiscutible, pero el nuevo paisaje político alemán hace que se ponga en duda la viabilidad durante los cuatro años de legislatura de la coalición de centro-derecha con los liberales (FDP). Esté partido se hace cada vez más pequeño, con una cabeza enorme, en Bonn, comparada con el resto del cuerpo, insignificante a escala nacional. Al casi 7% del FDP en Bonn se enfrentan los resultados por debajo del 3% en los Estados federados.

El FDP se ha salvado de nuevo en las elecciones al Parlamento Federal (Bundestag), pero ha desaparecido de golpe en tres parlamentos regionales (Landtag) en los que hasta ahora estaba representado. Para mayor inri, el FDP ha perdido la mitad de sus votos en las elecciones municipales de Renania del Norte-Westfalia, el Estado más poblado de Alemania. Como botón de muestra de importancia simbólica, baste señalar que la caída del FDP por debajo del 5% ha provocado, por primera vez desde la fundación de la nueva república, el cambio en la alcaldía de Bonn. La aldea federal tendrá una alcaldesa socialdemócrata (SPD), que regirá con una mayoría rojiverde (SPD-Los Verdes).La dinámica de grupo dentro de la coalición demoliberal (CEU/CSU-FDP), que Kohl y su vicecanciller y ministro de Asuntos Exteriores, el liberal Klaus KinkeI quieren reeditar, puede plantear muchos quebraderos de cabeza. Sobre todo cuando la mayoría ha caído de 134 diputados, un margen que permite cualquier cosa, a sólo 10, que obliga a una permanente tensión y compromisos para conservarla.

La elección del domingo encierra además un detalle psicológico importante para la coalición: los socialcristianos (CSU) bávaros han conseguido más votos que los liberales. Los votos de la CSU en Baviera equivalen a un 7,3% en todo el territorio, mientras que el FDP sólo consiguió un 6,9%. Por si fuera poco, la CSU ha sido el único de los tres partidos de la coalición que ha aumentado el número total de votos respecto a 1990, mientras que la CDU y el FDP han perdido.

Los socialcristianos bávaros nunca se han distinguido por su moderación a la hora de exigir su cuota de poder o influencia. Animados por su sólido apoyo electoral y su aportación a la coalición, la CSU puede complicar las negociaciones para formar nuevo Gobierno y exigir que el FDP pague la factura. Por otra parte, la euforia inicial del FDP, por haber entrado en el Bundestag, ha quedado muy pronto empañada por el fracaso en tres Estados federados. Con esas tres del domingo, el FIDP suma nueve derrotas consecutivas en los Estados federados donde ha desaparecido de los parlamentos regionales. Por eso el FDP amenaza con quedarse convertido en un cuerpo insignificante como apéndice de la gran cabeza formada por sus altos cargos en Bonn.

Situación insostenible

Esta situación resulta a la larga insostenible. El FDP ya anunció ayer la celebración de un congreso extraordinario antes de fin de año para redefinir la postura del partido y tal vez ajustar cuentas con la actual dirección, algo que reclaman muchos liberales. Esta presión de las bases repercute en la dirección del partido, que puede sentirse obligada a adquirir más protagonismo y fuerza en la coalición en Bonn. Esto chocaría en el acto con las pretensiones de los socialcristianos bávaros de adquirir más peso en lo personal y lo ideológico.Los conflictos en la coalición ya se pueden casi palpar por mucho que Kohl trate de convertir la necesidad en virtud y asegure que con una mayoría escasa la disciplina es mucho mayor y se evitan los ataques individuales de ego. Kohl y Kinkel ya se reunieron ayer para trazar las líneas de lo que serán las negociaciones para continuar la coalición. Al mismo tiempo, la CSU ya ha dejado caer que, dado su mayor peso, le corresponde alguno de los ministerios que hasta ahora ocupaba un ministro liberal.

Sobre estos y similares cálculos basa su esperanza la oposición socialdemócrata de sacar fruto. Su líder, Rudolf Scharping, ha declarado que no cree que la coalición demoliberal logre alcanzar el final de la legislatura. El SPD anticipa una dura oposición en las dos cámaras, donde cuenta con mayoría. Esta mayoría en la segunda cámara obliga a negociar buen número de leyes. Por eso se habla en Bonn de que existe de facto una especie de gran coalición latente. En una encuesta con empresarios resultó que la gran coalición entre democristianos y socialdemócratas sería la fórmula de gobierno preferida por ser la que garantiza un mayor grado de estabilidad.

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