"Queremos hacer difícil el gobierno del PNV"
En las últimas elecciones europeas, el partido de José María Aznar metió en el zurrón popular 158.000 votos de vascos. Durante esta campaña, los líderes del Partido Popular se han repartido los papeles: Aznar y su séquito se han dedicado a bombardear a Felipe González desde el norte, mientras el Candidato a lehendakari, Jaime Mayor Oreja, de 43 años, donostiarra e ingeniero agrónomo, intentaba convencer al electorado de que "esta tierra no puede estar instalada siempre en lo mismo: en la ficción del nacionalismo". Doble objetivo: aglutinar el voto españolista y condicionar el próximo Gobierno vasco.Pregunta. En esta campana no ha habido tregua para los socialistas, los vascos y los españoles.
Respuesta. No es un discurso contra el PSOE. De lo que se trata es de buscar aquí un contrapeso al nacionalismo vasco. El partido socialista no es el contrapeso adecuado, porque ha perdido el norte y no sabe a quién representa en esta tierra. Nuestro discurso es muy sencillo. El País Vasco tiene hoy más autonomía, está más normalizado, pero se ha empobrecido, porque el nacionalismo al final se olvida de los problemas reales. Y el nacionalismo es fundamentalmente enemigo de lo vasco, porque introduce a esta tierra en la ficción y fracasa en la gestión de los problemas concretos.
P. En el guión está presentar un buen expediente a José María Aznar y ser el penúltimo apeadero hacia el palacio de la Moncloa.
R. Sí, pero en segunda derivada. Todas las elecciones son termómetros que miden la pugna entre PSOE y Partido Popular. Pero estas elecciones son muy importantes para el País Vasco porque ya han pasado suficientes años en la autonomía vasca para hacer balance y rectificar.
P. Le ha tomado prestada la palabra a Anguita con lo de la rectificación.
R. No lo sé. También dice Izquierda Unida aquí que es el voto valiente, cuando realmente la que ha jugado a ser valiente ha sido la derecha.
Pero además es que en el País Vasco no creo que haga falta una rectificación de izquierdas. Aquí hay que combatir no el nacionalismo vasco, sino algunos estados de opinión que. cuando hay un nacionalismo muy fuerte se generan en determinadas sociedades, y el fundamental es la ficción.
P. ¿Combatir los discursos del Alderdi Eguna, por ejemplo?
R. Combatir que una tierra que se está desmantelando industrialmente genere incertidumbres. No podemos estar por la mañana con la deslealtad a la Constitución y por la tarde con la autodeterminación. Hay que acabar con esa sensación de que cuanto más insultas a Madrid más quieres a esta tierra.
P. Pero es que la sequía de transferencias durante siete años no es una ficción.
R. Es igual. La transferencia de la Seguridad Social es importante para los políticos nacionalistas. Para esta tierra es indiferente.
P. Si se rompe la caja única, seguro que no.
R. Al final será lo mismo. Para crear aquí empresas es lo mismo. El nacionalismo podrá hacer mucho discurso contra Madrid, pero no es capaz de dirigir esta tierra. Por eso es importante el crecimiento del Partido Popular. El nacionalismo aquí es muy rocoso y la dimensión territorial tiene tal trascendencia que hace que nosotros no seamos competidores del lehendakari. Él es el líder del territorio. José Antonio Ardanza no está al mismo nivel que nosotros en las encuestas, nosotros somos como marcianos que venimos a competir con el líder del territorio. Y eso no debe ser así.
P. ¿Y el líder del territorio tiene una tribu más grande o es la única tribu que puede existir?
R. En estos momentos tiene las dos cosas. Les gusta que no exista otra cosa, y evidentemente es la más numerosa, aunque no sea Ardanza el que personifique especialmente eso.
P. Imagínese un descalabro de los socialistas ["lo van a tener", asegura]; el PNV, con 24 escaños ["un poquito menos", precisa] y el Partido Popular dobla los suyos. ¿Entrarían en el Gobierno si José Antonio Ardanza les llama?
R. Nuestro objetivo hasta el día 23 es crecer y, a partir de entonces, ser lo más fieles posible a lo que los vascos han dicho en las urnas. Si dicen que hay que cambiar mucho, el PP debe jugar un papel más importante; si los vascos dicen que el PP ha crecido limitadamente, tendrá que ser garantía del cambio, pero en la oposición.
P. ¿Ni con 12 escaños se casa el PP con el Partido Nacionalista Vasco?
R. El PNV y el partido socialista, si pueden, van a tratar de gobernar juntos, porque es lo más cómodo y lo que menos hace cambiar al nacionalismo vasco. Nosotros no vamos con el objetivo de entrar en el Gobierno, pero tampoco vamos con la idea de que jamás entraríamos. Tenemos un interés enorme en crecer lo más que podamos para hacer complicada la decisión al día siguiente al PNV. Queremos que el País Vasco tenga una pequeña sacudida democrática, que no esté anclado para siempre en lo mismo. El nacionalismo no es una característica congénita con el vasco. ¿Por qué no va a ser posible la alternancia en este país?
P. ¿Hay que pasar de página en el Pacto de Ajuria Enea?
R. No se trata de pasar la página. En el Pacto, como puntos de referencia, estamos el PNV, el PSE y el PP. El problema es que el PNV quiere acabar con ETA de la manera más cómoda posible, esto es, no tensando la cuestión para que sea imposible luego un proceso de aproximación al mundo de HB sin ETA. Los protagonistas del final no somos los demócratas, sino los que hoy dan cobertura a ETA. ¿Pero qué ha cambiado en el mundo de Herri Batasuna que me obligue a moverme?
P. ¿Y qué música tiene que sonar para que el Partido Popular se mueva?
R. Lo mismo que sucedió en el año 81 con el movimiento de ETA-pm: que haya un grupo de personas decididas para alcanzar la paz. Si el modelo está ahí. ¿Acaso Aoiz, Iruin, Landa, Idígoras, están en la misma disposición de alcanzar la paz? No, todavía están forzando la negociación política y saben que el PNV, al final, tiene siempre la tentación de una negociación.
P. Aznar apuesta por profundizar en el autogobierno, pero advirtiendo que ni una coma más allá del Estatuto y la Constitución.
R. Nuestro problema hasta 1979 era que no teníamos ningún enganche de encuentro. Ahora tenemos uno que es el Estatuto, y ahí estamos los que sentimos profundamente a España y los que no sienten nada a España. ¿Para qué salirnos de ahí? La autodeterminación es una barbaridad para los propios vascos, porque nos quita el único instrumento de cohesión.
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