Un complicado sistema que pocos electores comprenden
La ley establece dos votos: uno personal para un diputado, y otro para la lista de un partido
La legislación electoral alemana se basa en la representación proporcional para el reparto de los escaños en el Parlamento Federal (Bundestag), pero al mismo tiempo introduce la elección personal de los diputados con el sistema de los dos votos: el primero, personal para un diputado, y el segundo, para la lista de diputados de un partido.Este complicado mecanismo, que ni siquiera gran parte de los electores alemanes entiende del todo, se puede denominar de representación proporcional personalizada. La proporcionalidad no es absoluta, porque la ley electoral para el Bundestag establece una limitación: los partidos deben obtener un mínimo de un 5% de votos para poder entrar en el reparto de escaños.
A esta cláusula del 5% se le añadió una excepción. Si un partido consigue tres diputados en tres distritos electorales, la cláusula queda sin efecto Para ese partido y cuentan todos sus votos.
Los 60,5 millones de electores. alemanes disponen hoy de dos votos, que pueden dar al diputado de un partido y a la lista del mismo partido, o dividir los entre el diputado de un partido y la lista de otro partido diferente.
La mitad de los diputados del Bundestag se elige de forma directa con el primer voto (el candidato más votado en cada distrito). La otra mitad sale del segundo voto, de las listas propuestas por los partidos en cada Estado federado.
El voto más importante es el segundo (el de la lista del partido), y esto es lo que confunde e ignora gran número de electores en Alemania, El porcentaje de segundos votos determina el número de escaños en el Bundestag. Un partido que consigue un 40% de votos recibirá esa cantidad en escaños, que ocuparán los elegidos de tal partido de forma directa con el primer voto y se completarán con los de las listas del partido hasta llegar al 40% obtenido.
La existencia de estos dos votos permite muchos mecanismos para jugar al llamado voto útil. Para los liberales (FDP), que luchan por su existencia y no tienen posibilidades en ninguno de los 328 distritos, se trata de conseguir como sea el 5% de los segundos votos. Por eso, el FDP apela a los electores de sus socios democristianos de coalición.
Los poscomunistas, del Partido del Socialismo Democrático (PDS) tienen pocas posibilidades de llegar al fatídico 5%, pero son fuertes en varios distritos electorales de Berlín Este y en la antigua República Democrática Alemana. Por eso, se ha volcado para conseguir al menos tres escaños, lo que les libraría de la cláusula del 5% y les permitiría, con un 3% o un 4%, entrar en el Bundestag con un número de entre 20 y 30 diputados.
Estos mecanismos electorales y la lucha del FDP por el segundo voto y del PDS por el primero convierten en un rompecabezas las elecciones de hoy y la posible formación de mayorías.
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