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La paz en Irlanda del Norte domina el congreso de los 9 'tories' británicos

Irlanda del Norte y su cada vez más real posibilidad de pacificación dominó ayer el escenario del congreso de los conservadores británicos en la localidad costera de Bournemouth, al sur de Inglaterra. La estela del alto el fuego de los grupos paramilitares unionistas se hizo visible a lo largo de la tarde, especialmente debido a que ayer el tema del Ulster y su situación dentro del Reino Unido fue tratado doblemente.

Primero, en la breve intervención del ministro para Irlanda del Norte, Patrick Mayhew, el cual en un discurso moderadamente patriótico se felicitó del deseo mayoritario de la provincia de seguir bajo bandera británica. Mayhew, cuyo discurso estaba preparado con anterioridad, no hizo alusión alguna a la tregua de los paramilitares. Sí se refirió, en cambio, a la necesidad de que el IRA aporte nuevas pruebas sobre la permanencia de su alto el fuego. En todo caso se felicitó de que el Ulster haya llegado a lo que parece ser el final de la violencia, sin vencedores, ni vencidos.

Posteriormente, representantes de los partidos Unionistas tomaron la palabra para explicar su punto de vista sobre el futuro del Ulster. La tónica general fue de un enardecido patriotismo probritánico. Los conservadores aplaudieron a sus hermanos de Irlanda del Norte, mientras los oradores insistían una y otra vez en la necesidad de mantener la Unión con Gran Bretaña, sin necesidad siquiera de Parlamento autónomo.

Se respiraba un clima de optimismo, pero no todo fueron emociones positivas para los tories, que tuvieron de su lado un excepcional tiempo mediterráneo en medio del otoño enla tercera jornada del congreso que hoy concluye.

Impuestos

El ministro de Hacienda, Kenneth Clarke, se empeñó en aguarles la fiesta negándose a fijar fechas ni cifras en torno al ansiado recorte de los impuestos que reclama el ala derecha del partido. "Somos por instinto el partido de los impuestos bajos", dijo Clarke, pero sería suicida tomar una medida electoralista en un tema tan delicado. "Bajaremos los impuestos cuando lo considere adecuado, no necesariamente antes de la próximas elecciones". El canciller del Exchequer, por lo demás, procuró en su intervención cerrar las últimas heridas abiertas en las dos primeras jornadas del Congreso, en torno a Europa.El ministro coincidió con Leon Brittan, vicepresidente de la Comisión Europea, en la defensa de Europa como único marco de referencia posible para el Reino Unido.

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En términos más moderados se expresó Clarke, quien no recogió las intensas ovaciones con las que los tories festejaron el miércoles los comentarios anti-Bruselas del ministro de Trabajo, Michael Portillo, pero al menos fue más aplaudido que el ministro del Interior, Michael Howard. Howard pasa por momentos de baja popularidad.

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