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El edificio de Derecho recién abierto en la Autónoma ya se ha quedado pequeño

Paz Álvarez

La nueva Facultad de Derecho de la Autónoma no acaba de gustar a sus alumnos. El edificio, de 22.000 metros cuadrados, acaba de ser estrenado por unos 7.000 universitarios, tras una inversión de 1.883 millones. Y ya se ha quedado pequeño. EL PAÍS visitó la facultad junto a varios de los alumnos matriculados Se ofrecen aquí sus quejas e impresiones, verificadas por este periódico. Por otra parte, el secretario general de la Autónoma y profesor de Derecho del Trabajo, Gregorio Tudela, contesta a los alumnos,Masificación. La nueva facultad dispone de 3.960 metros repartidos en 20 aulas -cuatro con forma circular y 16 rectangulares-. Pero no son suficientes para los 7.000 alumnos matriculados este curso. Los alumnos se quejan de que en las aulas no hay pupitres para todos. El pasado lunes en el aula M-III, donde se impartía la asignatura de Derecho Administrativo, un buen puñado de alumnos, tomaba apuntes sentado en el suelo. "Como no llegues de los primeros te quedas sin sitio" decía resignada una- de las alumnas.. Por falta de espacio-, las 10 asociaciones de estudiantes tienen que repartirse tres despachos, de 38 metros cada uno. Además los 180 profesores de plantilla disponen de 134 despachos, situados en la cuarta planta del edificio - El Secretario General asegura no haber apreciado ningún signo de masificación en las aulas. "En mi clase, la GI, no hay gente por los suelos, incluso hay asientos vacíos" rebate Tudela.

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Ubicación. Los universitarios también se quejan del tiempo, unos diez minutos, que invierten, en recorrer la distancia que. separa la estación de Renfe de la nueva facultad. "En la, antigua estábamos al lado de la estación del tren y ahora estamos marginados en el campus, tenemos que andar más de diez minutos para llegar", explica Iván, de 50 de Derecho.

En este punto, Tudela también difiere de los alumnos. "Hemos ganado en comodidad y, sin duda, es el mejor edificio del campus. Es cuestión todavía de acostumbarse", explica.

Puerta principal. Otra de las espinitas de la nueva facultad es la puerta de entrada. Desde que comenzó el curso, el pasado día 3, muy pocos alumnos suben los 20 escalones del acceso principal, situado a espaldas del campus. La mayoría entra por la puerta trasera y por otra lateral, próximas al recorrido que los alumnos siguen desde la estación de Renfe o de autobuses. "Casi todos venimos en transporte público y nos pilla mejor entrar por la puerta de atrás" explicaba el pasado lunes Lourdes, de segundo curso. El Secretario General le resta importancia a este detalle.

Falta de ventilación. Dentro de las aulas, los alumnos aseguran que se asfixian. El problema es la falta de ventilación de las clases. No hay ventanas por donde entre el aire fresco de Cantoblanco. Sobre la, pared, unos ojos de buey, cerrados a cal y canto. Dentro, los alumnos sudan la gota gorda. "Parece ser que el aire acondicionado tampoco funciona" asegura Rosa, de 20 años, en tercero de carrera.

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"Es cierto", contesta Gregorio Tudela. "Hay un problema de renovación del aire, pero se está intentando solucionar. Tenemos los problemas habituales que se derivan de la puesta en marcha de un edificio impresionante".

Luz artificial. La iluminación de las clases, según cuentan los alumnos, cansa la vista y levanta dolor de cabeza. A falta de luz natural, las clases están provistas de tubos fluorescentes. "Acabas con los ojos rojos por la luz", cuenta Charo, de tercero. "No me parece que la luz sea mala. Tal vez si pasas cinco horas seguidas, te puede cansar la vista. No lo sé", explica Tudela.

Un solo teléfono útil. Y escondido en la segunda planta. Dos aparatos (uno de monedas, el otro de tarjeta) comunican a los 7.000 alumnos con el exterior. "Nadie te quita los 20 minutos de espera y, si es urgente ya te mueres dice Sandra, de primer curso. El Secretario General desconocía este dato.

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Sobre la firma

Paz Álvarez
Periodista especializada en gastronomía. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, tiene un programa de desarrollo directivo por el IESE. En 1993 comenzó a escribir en la sección de Madrid y, en 1997, se incorporó al diario CincoDías, donde creó la sección de Directivos y ha sido jefa de la sección de Fortuna hasta 2022.

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