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Paracaídas

Jorge M. Reverte

Paracaidistas. Los que van de otras partes de España al País Vasco son paracaidistas que, al parecer, ni tienen nada que ver con lo que allí sucede, ni tienen nada que decir, ni deben ser bien recibidos. La teoría es del PNV, naturalmente, que es un partido nacionalista de gentes habitualmente razonables que pierden la compostura cuando. se habla de lo suyo. (Lo suyo parece ser todo lo que hay por encima de Pancorbo).A mí, personalmente, me importa un pito. Me suelo encontrar bien en Euskadi. Tengo, incluso, conocidos a los que me atrevo a llamar amigos, y paseo por las zonas viejas de sus capitales como si no fuera yo un paracaidista. Debo decir, además, que no me lo recuerdan en cada bar.

Lo que sí me importa es que me cambien la denominación. Me gusta más el impersonal elíptico con el que Arzalluz disfruta dirigiéndose a su fiel audiencia cuando habla de los "erderall ("de fuera"). Es un mago habilidoso en el difícil arte de ningunear. Construye sus frases victimistas eliminando el sujeto ("quieren que...", "dicen que..."). Nunca se acaba de saber quiénes son los que quieren o dicen. El lector inteligente, el que ha hecho un master en Arzalluz, sabe bien de quiénes habla, sin embargo: de todos aquellos que no se apuntan al nacionalismo vasco.

Es un estupendo artificio el de Arzalluz: consigue que la audiencia se inflame, que sus seguidores se conviertan en perseguidos (él más que nadie, ya que los perseguidos le siguen a él, como a Charlot en Tiempos modernos), que clamen venganza contra los innombrados que no entienden a su noble y pastoril pueblo.

No soporto el apelativo de paracaidista. y tampoco sé por qué. En sí, la palabra no denota más que el conocimiento de una técnica aérea. Pero' dicho por "ellos" parece un insulto. Prefiero el ninguneo impersonal, porque me encanta pasear inadvertido por Bilbao.

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