El optimismo de Kohl

Vender la piel de un oso que no sólo no se ha cazado, sino que ni siquiera ha nacido, parece algo ridículo. Desde hace algunos días se discute si el canciller alemán, Helmut Kohl, seguirá siendo candidato a su cargo ¡en 1998! Es ésta una cuestión que se debate acaloradamente ( ... ) y que en realidad no interesa a nadie. En todo caso, resulta ilustrativo de esta campaña electoral que a una semana de decidir cómo se orientará el futuro de Alemania nos andemos con bromas de este tipo. Es evidente ( ... ) que nadie concibe que el próximo domingo pueda no producirse la reelección del canciller. El optimismo de Kohl parece contagioso en grado sumo. Se nutre de las experiencias más recientes de la campana electoral, de la percepción de que en Alemania no existe un auténtico deseo de cambio político en el país, y también del hecho de que desde que existe la República Federal de Alemania ningún candidato a canciller en la oposición ha logrado una alternancia en el poder a través de las elecciones parlamentarias. De todos modos, Kohl no se muestra auténticamente seguro. Por ejemplo, su afirmación de que su adversario, Scharping, llegado el caso se haría elegir como canciller apoyándose en los votos de los ex comunistas, es una atribución de intenciones carente de base. No menos inoportunas son las advertencias de que si una coalición socialdemócrata-ecologista alcanzara la mayoría la Bolsa se hundiría y el capitalextranjero rehuiría Alemania.

, 9 de octubre