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Clinton envía una fuerza aérea de 350 aparatos para frenar la amenaza iraquí

Antonio Caño

El presidente norteamericano, Bill Clinton, anunció ayer el envío al Golfo de 350 aviones más, entre ellos, los mortíferos bombarderos B-52, para hacer frente a las tropas iraquíes concentradas en la frontera de Kuwait. Clinton dijo que su Gobierno no tiene por el momento pruebas de que el Ejército iraquí esté cumpliendo con su promesa de retirar hacia el norte la enorme fuerza militar reunida a finales de la pasada semana, y advirtió claramente que Estados Unidos no permitirá que el régimen de Sadam Husein amenace la integridad de Kuwait o desafíe la voluntad de a comunidad internacional.

El importante contingente despachado ayer por Bill Clinton, que eleva a más de medio millar el número de aviones de combate desplegados en el Golfo, acentúa la posibilidad de que Estados Unidos lance un ataque preventivo contra las tropas iraquíes, si éstas no inician su repiegle de forma masiva e inmediata.Fuentes del Pentágono informaron ayer que sus satélites espías y sus vuelos de reconocimiento no han detectado ningún movimiento, de retirada de las tropas iraquíes. Al contrario, funcionarios del Departamento de Defensa norteamericano dijeron que Sadam Husein ha reunido más unidades en las últimas horas, con lo que las fuerzas estacionadas a pocas decenas de kilómetros de la frontera kuwaití superan ya los 80.000 hombres.

El embajador iraquí ante las Naciones Unidas, Nizar Hamdoon, informó ayer que su Gobierno había dado orden a las tropas estacionadas en el sur para que se replegasen hacia otras posiciones al norte de la ciudad de Basora. Hamdoon no precisó donde estaban situadas esas posiciones ni cuando comenzaría el repliegue.

En un discurso televisado a la nación en horas de máxima audiencia noctura, Bill Clinton dijo que "Sadain Husein no merece confianza", y aseguró que "no existen evidencias de que las tropas iraquíes se estén retirando". "Queremos hechos, no promesas", dijo el presidente norteamericano para advertir que "esta provocación merece una respuesta fuerte". "No consentiremos que Sadam Husein desafíe a Estados Unidos y a la voluntad de la comunidad internacional", insistió.Clinton descartó también cualquier posibilidad de que, con este acto de fuerza por parte de Irak, Estados Unidos y la ONU acepten el levantamiento de las sanciones económicas impuestasal régimen de Bagdad en 1990. "Las sanciones se mantendrán hasta que Irak cumpla con todas las resoluciones de las Naciones Unidas", añadió.

Bombarderos B-52

La masiva fuerza aérea enviada, especialmente la presencia de los bombarderos B-52, que tuvieron un descatado protagonismo durante la pasada guerra del Golfo y que están diseñados especialmente para atacar fuertes concentraciones militares, podría ser utilizada para destruir las fuerzas iraquíes en el sur. Un blanco particularmente señalado por los expertos son los batallones de la Guardia Republicana, las unidades de élite del Ejército iraquí que se libraron del aniquilamiento durante la operación Tormenta del Desierto.Clinton, que suspendió ayer un viaje electoral a New Jersey para dirigir personalmente los preparativos militares en el Golfo, pasó el día reunido con sus asesores de seguridad y en conversaciones telefónicas con diferentes líderes mundiales, entre ellos los jefes de Estado y Gobierno de Rusia, Francia, el Reino Unido, Arabia Saudí y Egipto.En esos diálogos, según fuentes de la Casa Blanca, Clinton trató de recomponer la coalición internacional que participó hace casi cuatro años en la guerra del Golfo. La estrategia norteamericana en esta ocasión parece dirigida, no sólo a reducir la amenaza que en estos momentos se cierne sobre Kuwait, sino a evitar que Sadam Husein pueda repetir de nuevo en el futuro esa táctica de presión militar.La Casa Blanca advirtió anoche que el presidente no está dispuesto a permitir que los 36.000 soldados norteamericanos que están siendo ya trasladados hasta el Golfo tengan que permanecer allí indefinidamente para disuadir a Sadam Husein de otros movimientos de tropas en los Próximos meses.

Fuentes militares norteamericanas no quisieron ayer dar más detalles sobre los planes para cumplir ese objetivo, pero advirtieron que pasarán días -quizá más de un mes- hasta que las tropas iraquíes concentradas en el sur puedan trasladarse hacia posiciones que no representen peligro para Kuwait. Ese plazo podría ser aprovechado para que los aviones norteamericanos realicen bombardeos que debiliten por otros cuatro años las fuerzas armadas iraquíes.

Entre las alternativas que se estudian en Washington, no se descarta una operación en la ciudad de Bagdad para acabar con el mando militar del régimen iraquí y, eventualmente, con el propio Sadam Husein.

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