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El español Gil Carlos Rodríguez Iglesias, elegido presidente del Tribunal de Luxemburgo

Destacado defensor del ciudadano frente a su Estado, al amparo de la UE

Xavier Vidal-Folch

El juez Gil Carlos Rodríguez Iglesias fue elegido ayer presidente del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas, con sede en Luxemburgo. Es la primera vez que un español preside el organismo que interpreta el derecho comunitario y dirime los litigios surgidos por su aplicación. Ésta es una de las cuatro grandes instituciones de la Unión Europea, junto a la Comisión, el Consejo y el Parlamento. Iglesias ha contribuido en primera línea a acercar el derecho comunitario a los ciudadanos, consagrando la responsabilidad del Estado frente a los individuos.

Rodríguez Iglesias fue elegido por sus colegas frente a las candidaturas de Federico Mancini, también de gran prestigio, y del juez Kakouris, griego. La elección fue reñida. Iglesias obtuvo 7 votos, contra 5 de Mancini, en segunda vuelta. Entre los magistrados que han finalizado su mandato figura el también español Manuel Díez de Velasco, quien precisamente fue maestro del nuevo presidente.El cargo no es simbólico. El presidente, elegido por tres años, dirige los trabajos y servicios y preside las vistas y las deliberaciones. No tiene voto dirimente, al ser impar el número de jueces: uno por cada Estado miembro, más uno de un país grande, rotatoriamente, para evitar los empates.

Pero el presidente ejerce gran influencia en un organismo muy influyente: "El tribunal ha sido decisivo para que, por la fuerza del derecho, los objetivos de la CE no se hayan quedado en el ámbito retórico y la construcción comunitaria se vaya acercando al ciudadano", declaró ayer a EL PAÍS Rodríguez Iglesias.

Rodríguez Iglesias (Gijón, 1946) fue profesor de Derecho Internacional público en Oviedo, Friburgo y Madrid, y catedrático en Granada. Fue uno de los pioneros del Derecho comunitario en España, con su tesis sobre la adaptación de los monopolios estatales de carácter comercial. Es juez en Luxemburgo desde 1986, el más antiguo junto con el italiano Mancini.

Nuevos enfoques

La elección de Rodríguez Iglesias se recibió con júbilo en medios jurídicos. El nuevo presidente viene rodeado de un gran prestigio -algo no tan frecuente entre los cargos españoles de las instituciones europeas-, "ganado a pulso tanto por su calidad técnica, como por los nuevos enfoques" que ha introducido en la jurisprudencia del tribunal.

En efecto, junto a otros jueces, ha consagrado en los últimos años -junto a otros jueces- una verdadera revolución jurídica: la aproximación del Derecho comunitario a los intereses inmediatos de los ciudadanos, al dictaminar que éstos pueden invocar directamente la protección que ofrecen las directivas y otras. normas comunitarias, aunque éstas no hayan sido "traspuestas" (adaptadas) al derecho interno de su propio país, de una forma mucho más amplia que hasta entonces.

Una decisión fundamental de la que fue ponente es la Sentencia Francovich, que estableció en 1991 el derecho de los ciudadanos a reclamar daños y perjuicios a su propio Estado por infracción del Derecho comunitario. Dieciséis trabajadores de una empresa italiana quebrada, liderados por Francovich, se quedaron sin indemnización. Como una directiva de la Comisión había obligado a establecer en cada país fondos de garantía salarial o mecanismos similares (públicos o privados) e Italia no se había adaptado a esa norma, la reclamación hubiera caído en saco roto. Pero el tribunal sentenció que como el. Estado había incumplido debía ser él quien indemnizase directamente.

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