Un economista del largo plazo
Los últimos doce meses han traído buenas noticias a los historiadores económicos. No se ha cumplido un año aún de la concesión del premio Nobel de economía a Robert W. Fogel y a Douglass C. North por haber renovado la investigación en Historia Económica mediante la aplicación de la teoría económica y los métodos cuantitativos al estudio del cambio económico e institucional. Ahora, el premio Rey Juan Carlos de Economía ha sido concedido a Gabriel Tortella, el más distinguido economista español dedicado al estudio de la historia. Sin duda, Gabriel Tortella constituye el elemento central en la tarea de profunda renovación de la historia económica contemporánea española que se ha llevado a cabo en el último cuarto de siglo. La utilización rigurosa de conceptos económicos básicos y el recurso a la cuantificación han constituido los sencillos, aunque poderosos, instrumentos para la transformación radical de nuestra percepción del pasado. La ubicación del caso español en el contexto del desarrollo tardío de la Europa meridional, en la que obstáculos institucionales (el sistema de derechos de propiedad, el proteccionismo frente al exterior) y geográficos (pobre dotación de recursos naturales) perpetuaron durante el siglo XIX el atraso de una economía aislada de la competencia internacional y carente de capital humano, ha sido una aportación singular de Tortella, para quien el exitoso crecimiento del siglo Y-X se ha de achacar a la paulatina desaparición de estos obstáculos en este siglo.La trayectoria intelectual de Gabriel Tortella resulta paradigmática para la generación de universitarios españoles de la segunda mitad de los años 50. Vinculado a la tradición de la Institución Libre de Enseñanza, Gabriel Tortella destacó como dirigente estudiantil y fue detenido por la policía franquista en dos ocasiones por su militancia en la Agrupación Socialista Universitaria. Más tarde, viajaría a los EE UU donde realizaría el Doctorado en Economía en la Universidad de Wisconsin, bajo el magisterio de Rondo Cameron. De estos años datan sus primeras investigaciones sobre el azúcar, los grupos de presión americanos y la independencia de Cuba y sobre los cambios institucionales y sus efectos económicos en la España del siglo XIX, en los que se advierte la clara influencia de la entonces naciente Nueva Historia Económica, que capitaneaban Fogel y North.
Su regreso a España fue jalonado por la creación, al inicio de los años 70, del prestigioso Servicios de Historiadores del Banco de España, donde culminaría su estudio ya clásico sobre Los orígenes del capitalismo en España, acerca de las conexiones entre la banca, la construcción de los ferrocarriles y la industrialización en las décadas centrales del siglo XIX. Su regreso definitivo a España a finales de la década, tras años de docencia en la Universidad de Pittsburgh, está indisolublemente asociado a la difusión de la historia económica entre los jóvenes economistas. Así como el lanzamiento de la Revista de Historia Económica, que dirigió durante ocho años, o a la creación de la Asociación de Historia Económica, de la que fue secretario. En estos' años, sus estudios de historia bancaria se vieron completados con los de historia empresarial, disciplina en la que también ha sido pionero, y su dedicación a la reinterpretación de la historia macroeconómica española, como recoge su última obra El desarrollo de la España contemporánea. Su reciente nombramiento como presidente de la Asociación Internacional de Historia Económica atestiguan su prestigio internacional.
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