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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

OTAN, Sur y Este

LA REUNIÓN de los ministros de Defensa de la OTAN que el pasado fin de semana concluyó en Sevilla ha resultado, pese a su carácter informal, de gran interés. No únicamente porque la discusión haya sido "una de las mejores y más abiertas" que ha mantenido en veinte años, como dijo uno de los participantes, sino, sobre todo, por sus planteamientos ante los retos inmediatos y para configurar una organización adaptada al cambio de la situación mundial tras el hundimiento del imperio soviético. Orientada, pues, no sólo hacia el Este, sino también hacia el Mediterráneo.El principal acuerdo ha sido el de robustecer las respuestas a la agresiones serbias, que se producen a razón de centenares al día, en violación de los acuerdos internacionales sobre la antigua Yugoslavia. La nueva doctrina surgida en Sevilla (mayor celeridad de respuesta, empleo del factor sorpresa y multiplicación de objetivos) debería suponer una fuerte presión para que los serbio-bosnios acaben aceptando el plan de paz negociado por el grupo de contacto. Va en ello la credibilidad de la propia OTAN, que ha entonado un mea culpa por su ineficiencia en los últimos meses.

Tan importante como este acuerdo es el diseño de apertura de la OTAN hacia el Este y hacia el Sur. Hacia el Este, la aceleración -aunque sin calendario de la integración de los países del antiguo Pacto de Varsovia deberá realizarse sin provocar mayores recelos rusos hacia sus antiguos enemigos de Occidente. Hacia el Sur, han sido aprobados los contactos propuestos por España con los países moderados del norte de África. Por vez primera la OTAN mira hacia el Mediterráneo, consciente de que los focos de peligro se están desplazando hacia esta área geográfica al compás de la extensión del fundamentalismo islámico.

La iniciativa española, finalmente apoyada no sólo por EE UU, sino también por los países noreuropeos más reticentes, ha sido un éxito. Ahora procede poner manos a la obra, establecer un calendario y desarrollar ambiciosamente un programa de actuación que es modesto en su nacimiento. La propuesta, secundada por los países latinos de la OTAN -Francia entre ellos, presente por vez primera en una reunión de estas características-, resulta coherente con la perspectiva de trabajo de estos mismos países en el seno de la Unión Europea. Se trata de equilibrar la orientación hacia el Este con una mayor atención a los problemas -económicos, sociales, políticos y militares- que se perfilan en el Sur. Sevilla ha sido un paso coherente. Ahora habrá que desarrollar una estrategia global para los muchos retos que emergen. Consenso y coordinación en la OTAN son imprescindibles para hacerles frente.

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