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La gran mayoría de países del FMI se rebela contra el poder absoluto de los siete grandes

La reunión del comité interino del Fondo Monetario Internacional (FMI), ayer en Madrid, vivió por primera vez en la historia del Fondo una auténtica contestación al poder del Grupo de los Siete (G-7) en el seno de la institución. Una amalgama de países en la que se entremezcla desde el conjunto de Europa -la Europa que no está en el G-7- y los países en desarrollo -encabezados por Latinoamérica- contestó el poder que tienen en el FMI los siete países más ricos del mundo (Estados Unidos, Canadá, Japón, Alemania, Francia, Italia y Reino Unido).A unos les mueve su voluntad de reducir el poder de las grandes potencias; a otros, a los países en desarrollo, el temor de que la permanente preocupación de los países industrializados por la transición de Europa del Este hacia el capitalismo se traduzca en una concentración de las ayudas del Fondo en esta zona del planeta, en detrimento de economías que empiezan a encontrar la senda del crecimiento pero que aún soportan graves problemas de deuda externa y de pobreza interna.

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La disputa sobre los DEG (derechos especiales de giro, un activo de reserva internacional que funciona como moneda del FMI), que algunos analistas consideran que no tiene ninguna relevancia para la evolución económica, centró la reunión del comité y oscureció la alegría con que sus miembros analizaron la actual situación de la economía mundial, que ha abandonado la recesión.

Todo esto se tradujo ayer en una agitada reunión del comité interino del Fondo -el órgano que asesora a la junta de gobernadores del FMI y marca la política a seguir por la institución a corto plazo- hasta el punto de obligar a interrumpir la sesión para permitir que el Grupo de los Siete, que ya había adoptado sus decisiones el día anterior, se reuniera informalmente en dos ocasiones.

Al final la reunión del comité interino terminó con un pírrico y mínimo acuerdo: pedir al comité directorio, el que lleva el día a día del FMI, que los países pueden acceder a ayudas del Fondo equivalentes al 85% de su cuota como mínimo, cuando ahora es del 68%. El resto del paquete de medidas que había propuesto el director-gerente del FMI, Michel Camdessus, queda pendiente para una nueva reunión extraordinaria que se convocará cuando, las posturas se encuentren mas cercanas. Así pues, de momento ni se amplían los créditos especiales que tienen los países en transición, ni se realiza una nueva emisión de derechos especiales de giro.

Camdessus fue, sin duda alguna, el gran derrotado ayer, al no conseguir que casi ninguna de sus propuestas saliera adelante. Pese a ello anunció en conferencia de prensa que "no piensa dimitir". Los países del este de Europa, y muy especialmente Rusia, fueron los mayores perjudicados por la falta de consenso, ya que llegaron a ver la posibilidad de. contar con una financiación especial que apoyaba el grupo de los siete y que se quedó en agua de borrajas.

Al final del largo día, la más sonriente era la delegación alemana. No prosperó su propuesta de una emisión de 16.000 millones de DEG que beneficiaría fundamentalmente a los países del este de Europa -oferta que contaba con el apoyo del G-7 y Rusia-, pero consiguió parar la propuesta de Camdessus -apoyada por los demás- de realizar una emisión general de DEG de la que se beneficiarían todos los países en desarrollo. Éstos hicieron valer por primera vez su voz en el comité interino que no aprobó, como ha ocurrido siempre, las decisiones que un día antes adoptaban los más ricos.

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