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Reportaje:

Un azote medieval entre rascacielos

Un humilde trabajador de la prospera Surat pudo ser el origen de la epidemia de peste

Nadie sabe con seguridad si el portador de la peste a Surat fue un humano o una rata. Pero cada vez está más extendida la opinión de los científicos de que el portador inicial de la muerte negra fue probablemente un hombre, un pobre trabajador emigrante de la India central.El nombre del portador es un misterio. No cabe duda de que ahora debe estar muerto y su cuerpo habrá sido incinerado en la hoguera junto con el de las otras 50 víctimas de la peste que que han muerto desde la semana pasada en Surat. Los epidemiólogos que estudian esta peste, la peor que ha sufrido la India en medio siglo, han trazado con todo detalle el perfil y los últimos y fatales movimientos de este hombre, desde. su aldea al laberinto de los barrios bajos de Surat. Su historia ilustra cómo un azote medieval ha asolado un moderno paisaje indio de rascacielos, facsímiles y prósperas fábricas textiles.

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Llamemos al portador des conocido Kundan Lal. A principios de septiembre, como decenas de miles de trabajadores de Surat, Kundan, Lal salió probablemente de su trabajo, como tejedor de saris baratos en uno de los telares eléctricos o quizá como tornero en uno de los bazares de gemas Zaveri, en los que se corta y pule uno de cada dos diamantes vendidos en el mundo. A los trabajadores de Surat se les solía llamar los diamantes de la aldea y, con los bolsillos. llenos de las rupias que había ganado, Kundan Lal regresó a su aldea en el distrito de Bid, en el centro de Maharashtra, para acudir al festival de dos semanas de Ganesa, el dios con cabeza de elefante al que se representa a menudo montado en una enorme rata.

Fue una sombría vuelta al hogar. Durante la última noche de borrachera del festival de Ganesa, hace exactamente un año un terremoto arrasó la India central. No sólo enterré vivas a más de 30.000 personas, sino que además expulsó de la selva enjambres de ratas salvajes llenas de pulgas portadoras de la temible bacteria Yersinia pestis. Can tidades apocalípticas de ratas asaltaron más de 50 aldeas del distrito de Bid. Con ellas llegaron las pulgas. Pronio se pudo ver alas ratas tambalearse como borrachos y morir. Cuando las ratas murieron a causa de la peste, las pulgas atacaron a la población. Y la población contrajo la peste.

El doctor K. K. Dutta, director del Instituto Nacional de Enfermedades Contagiosas de Delhi, dice: "No podemos descartar la posibilidad de que un portador procedente de Bid haya traído el bacilo a Surat". Un epidemiólogo de una agencia médica internacional coincide con esta opinión: "Es probable que, durante el periodo de incuba ción, un hombre o una mujer se trasladase a Surat y propagase la enfermedad". La peste empleza como una inocente fiebre. Luego se producen dolorosas inflama ciones en ingles y axilas y salen unas anchas oscuras bajo de la piel a usa de la pérdida sangre, que es la razón de que se conozca como la muerte negra. Cuaro días después, la fermedad entra su fase última y generalmente moratal: ataca los pulmones. Una simpletos o un estornudo pueden contagiar la peste.

Las antenas de televisión que emergen de las casuchas, de barro de Surat son a menudo lo único que nos recuerda que estamos en el siglo XX y no en la edad de las tinieblas. Niños llenos de roña corren desnudos entre torrentes de aguas residuales y, tras el desbordamiento del río Tapti este mes, hay charcos de agua estancada en los que flotan cadáveres hinchados de ganado. Hay ratas por todas partes. "Si pasas por allí, coge un cargamento de condones y repártelos. Las prostitutas de Surat sufren el mayor porcentaje de sida de la India", dice un médico especialista de la ONU, que describe Surat como "la Disneylandia de los epidemiólogos".

Kundan Lal -y posiblemente muchos otros mensajeros de la peste, como los describe la prensa india- regresó de Maharastra y contagió al menos a 533 personas más en Surat. Éstas a su vez podrían haber transmitido la- enfermedad a otros miles, de personas. A no ser que se detenga pronto con tetraciclina, una epidemia de peste avanza a ritmo de pesadilla.

Según quien hable, Surat es "la ciudad más sucia de la India" o uno de sus centros industriales de más rápido crecimiento. Ambas versiones son correctas. La caída de Surata pesar de su prosperidad, aunque algunos lo llamarían avaricia, es una señal de aviso para otras metrópolis de la India que ya no pueden hacer frente al flujo masivo de población que abandona el campo. La población de los barrios bajos dé Bombay, por ejemplo, absorbe más de 100.000 todos los años, y Surat no se queda muy atrás.

Desde 1608, cuan do los primeros ingle ses establecieron una fábrica de algodón en Surat, la ciudad ha sido un foco de atracción para trabajadores de toda la India. Durante mucho tiempo, ha sido famosa por sus saris -incluso hoy, en día, Surat teje cerca de 8.000 millones de metros de brillantes saris de seda y algodón al día- y por las perlas que aquí se pulen. Actualmente, en los estrechos callejones de la antigua ciudad, Surat da empleo a más de 300.000 cortadores y pulidores de gemas que dan cuenta del 60% del comercio de diamantes de la India. Hay grandiosos proyectos de nuevas fábricas de automóviles plantas pe troquimicas, y fábricas textiles y de cemento. A los habitantes de Surat les gusta considerarse la personificación de la nueva y ambiciosa India.

Muchos habitantes de Surat son ricos. Son, probablemente, los mayores inversores individuales en la Bolsa de Bombay. Conducen coches extranjeros y viven en palacios de mármol, lejos del humo de las fábricas de acero y cemento de la ciudad. Pero al otro lado de los muros de su mansion muestran escasa preocupación por su ciudad o por los trabajadores que les han hecho multimillonarios.

A varios kilómetros de la carretera que rodea los barrios elegantes de las afueras, el centro de Surat agoniza. No hay árboles ni hierba, sólo montones de basura que se arremolinan con el cálido viento. Ghanyshyam Shah, asistente social, afirma que la ciudad sólo dispone de instalaciones para deshacerse de la mitad de las mil toneladas de basura que se vierten a diario en las calles.

Cuando se produjo el primer. brote de peste en Surat, los propietarios de muchas fábricas textiles se negaron a pagar los gastos extraordinarios para comprar antibióticos a sus trabajadores. Ahora, la mayor parte de los trabajadores se ha dispersado y entre ellos se encuentran portadores que hasta el momento han propagado la enfermedad hasta Bombay, Delhi y a través de Gujarat, Maharastra y Madhya Pradesh. En ocasiones, cuando los diamantes de la aldea volvían de Surat a casa, escapando de la peste, fueron detenidos en las afueras y alejados a palos por sus amigos. y parientes. Surat, con su despreocupada ansia de lucro, se ha convertido en una maldición para toda la India.

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