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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Leguina, el cuarto de Alcorcón

Para hacerse El Deseado, cual Fernando VII, Leguina repite en los medios de comunicación que no aspira a un nuevo mandato de la CAM, pero que si el partido lo quiere acepta hasta ser el cuarto concejal de Alcorcón. ¡Lo que hay que oír! Quizá, y con la paridad del aragonés Marco, no se encontrará en la democracia española otro ejemplar político tan aferrado al poder como Leguina, tan amigo de Maquiavelo en justificar todos los medios para retenerlo, tanto los democráticos (pacto con I. Vilallonga) como los antidemocráticos (compra de Piñeiro).Para los muchos miles de electores madrileños espantados o huidos de tanta verborrea (Los ríos desbordados), ineficacia (casi 400.000 parados en la CAM) y corrupción (préstamos provisionados, insumisión a las sentencias firmes favorables a los empleados inferiores), el nuevo Castelar de la FSM, el agradecido ex portavoz y actual secretario general, Jaime Lissavetzky, botafumeiro televisivo de su jefe, nos repite una y mil veces que Leguina es "un gran valor del socialismo que no debemos perder". Por lo menos hay gratitud (interesada, por supuesto) hacia quien le elevó, gratis et amore, a consejero de Cultura, portavoz televisivo, secretario general madrileño y primer delfín sucesor, si Leguina tiene otro revolcón como los dos últimos (comunitario y europeo) y tiene que aceptar humildemente el puesto de cuarto concejal de Alcorcón. El último acto de adoración al jefe por parte de Lissavetzky sería la inauguración del Centro Leguidú, cuyo paralelismo fónico-político con el Centro Pompidou de París está bien promocionado para exaltarle y tapar la corrupción política (con Piñeiro), democrática (insumisión a la legalidad) y financiera (despilfarros y opacidad en las cuentas).

Antes de que le retiren el voto Leguina quiere dejar memoria de sí y para sí con dos nuevos despilfarros: el Parlamento en Vallecas y el Centro Leguidú.-

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