Los socialcristianos alemanes revalidan sin apuros su mayoría absoluta en las elecciones de Baviera

La Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), que gobierna en ese Estado desde hace 32 años, consiguió una vez más la mayoría absoluta en las elecciones de ayer para renovar el Parlamento regional (Landtag), con un 52,9%. Desde 1970, la CSU ha superado en todas las elecciones regionales el 50% de votos. El partido socialdemócrata (SPD) consiguió un resultado aceptable, por encima del 30%, que era la marca fijada para no considerar que había fracasado. Desde 1982, el SPD no superaba en Baviera esa barrera y mejoró en un 4% el resultado de hace cuatro años.

Los liberales (FDP) fracasaron una vez más. Con apenas un 3% de votos, el FDP ha quedado muy por debajo del 5% necesario para conseguir escaños en el Landtag de Múnich. La derrota del FDP es la sexta consecutiva en elecciones regionales y la séptima, si a ésas se añade la de las europeas del 12 de junio, en las que tampoco consiguió rebasar el 5%. La misma suerte corrió el partido de ultraderecha Los Republicanos (Reps), que con un 3,9% se quedaron una vez más fuera del Landtag, en el que estuvieron a punto de en trar hace cuatro años, con un 4,97% de votos. Los Reps han caído bastante respecto a las elecciones al Parlamento Europeo, cuando lograron un 6,6% en Baviera. El partido ecopacifista Los Verdes también estará representado en el Parlamento bávaro, con un 6,1 % de votos, casi el mismo porcentaje de 1990. Sólo tres partidos se repartirán los escaños del futuro Landtag: 120, CSU (-7); 70, SPD (+ 12), y Los Verdes, 14 (+2).

Los poscomunistas del Partido del Socialismo Democrático (PDS), que han conseguido excelentes resultados en las re cientes elecciones regionales de varios Estados del Este en la antigua República Democrática Alemana (RDA), habían dado desde un principio la par tida por perdida y ni siquiera presentaron candidatos en las elecciones de ayer en Baviera. El PDS concentra sus esfuerzos en conseguir tres mandatos directos, la mayoría en tres distritos electorales en Berlín o en otro lugar de la ex RDA, en la elección federal del 16 de octubre. Con estos tres escaños, la cláusula del 5% no se aplica y todos los votos se traducirían en escaños en el Bundestag.

El interés de las elecciones de Baviera se centraba sobre todo en el efecto que podrían tener sobre Bonn. Las características de Baviera no permiten sacar conclusiones válidas que se puedan trasladar a todo el ámbito federal. No obstante, parece evidente que la democracia cristiana y el canciller Helmut Kohl (CDU) pueden confiar en la reserva de votos que aporta siempre la CSU. Esto no estaba claro hace medio año, cuando los escándalos de los amigos, en el sentido nepótico de amiguetes, parecían haber hecho mella en el electorado y se especulaba con la posibilidad de que la CSU perdiera su supremacía en Baviera.El resultado de ayer demuestra que los dados entonces por muertos gozan de buena salud. La CSU bajó respecto al 54,9 de hace cuatro años y ha conseguido el peor resultado desde 1970, pero se mantiene con mayoría absoluta, a pesar de los escándalos.

Examen aprobado

El SPD consiguió aprobar el último examen parcial antes de la prueba final del próximo 16 de octubre. La candidata socialdemócrata, la vicepresidenta del Bundestag Renate Schmidt (SPD), de 50 años, considera que haber rebasado el 30% es "un gran éxito y un gran salto hacia adelante". Según Schmidt, su proyecto político se plantea en un plazo de dos legislaturas y lo logrado ayer representa "una buena base y una buena señal".Para el FDP, la elección de ayer no ha significado el menor respiro. Los liberales se encuentran condenados a vivir con verdadera angustia existencial hasta el 16 de octubre, cuando se decidirá la suerte del partido liberal en Alemania. Las siete derrotas consecutivas, el FDP no ha rebasado ni una sola vez el 5% en los últimos dos años, no significan que vaya a ocurrir lo mismo a escala federal. En la elección del 16 de octubre, el sistema de dos votos favorece al FDP, que suele contar con muchos votos prestados de los grandes partidos. Esto, hasta ahora, había asegurado la superviviencia del FDP. Sin embargo, en esta ocasión, como así lo formula el eslogan electoral del FDP, "está en juego todo".