_
_
_
_
Entrevista:

"El sistema autonómico no tiene cierre"

Luis R. Aizpeolea

Mañana debaten, por vez primera en la historia democrática de España, el presidente del Gobierno y los de todas las comunidades autónomas, excepto la vasca, sobre el futuro del Estado, y lo hacen en el Senado.Pregunta. ¿Por qué ha tardado tantos años este debate? ¿Qué significado político tiene ahora?

Respuesta. El reglamento del Senado no posibilitaba un debate como el que se va a producir mañana y la Constitución de 1978 no dio funciones territoriales al Senado. Ahora es posible ese debate porque ha habido una reforma reglamentaria que lo permite. Es un avance en la configuración de la Cámara alta como Cámara autonómica. Su función consiste en abrir un diálogo multilateral y permanente entre las autonomías y el Estado e integrar los nacionalismos mediante la apertura de esta oportunidad nueva y distinta para el diálogo.

P. ¿Pero no es pura apariencia de integración cuando el lehendakari no acude?

R. No me extraña nada su inasistencia. Cuando le visité en 1991 me manifestó sus reticencias hacia cualquier foro multilateral. Hubiera sido útil que el lehendakari hubiera aprovechado este debate para exponer las quejas que sobre el desarrollo estatutario me exponía en su carta. De todos modos, el PNV participa en la Comisión General de Comunidades Autónomas, el foro donde se celebra el debate.

P. ¿Y no cree que Pujol asiste porque está comprometido en un pacto con el Gobierno?

R. El presidente Pujol participa en este debate por las mismas razones que, cuando en la pasada legislatura le visité en la Generalitat, ya dio. No hay ningún pacto del Gobierno con Pujol sobre esta cuestión, y quiero denunciar la teoría según la cual la política se mueve desde esta legislatura a base de pactos oscuros entre CiU y PSOE. CiU, con un apoyo claro a la Constitución de 1978, ha sido un factor importante para la consolidación de nuestro, régimen parlamentario y autonómico. Veremos si mañana se sostienen en el Diario de Sesiones cosas que se han dicho sobre Cataluña estos últimos meses.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

P. ¿Cree que ha avanzado desde 1978 el compromiso de los nacionalistas con el Estado?

R. Si nos atenemos a los discursos que se pronuncian en los momentos electorales podemos tener la impresión de que nada ha cambiado en relación a 1978. Pero en 16 años Cataluña y el País Vasco son las comunidades que han alcanzado mayor nivel de descentralización de Europa. El avance ha sido notable, y no sólo en la eficacia de la gestión. Es patente que la colaboración existente entre la comunidad vasca y el Estado ha crecido. La prueba del 9 es tal vez que en una materia tan sensible como el terrorismo, que en otro momento fue elemento de enfrentamiento entre los Gobiernos central y vasco, la colaboración y el grado de confianza son muy altos.

P. El debate de mañana va a ser una oportunidad para hacer balance de 14 años de Estado de las autonomías. ¿Cuál es el suyo?

R. El Estado de las autonomías es un hecho irreversible. Resulta muy útil que hayan sido las sentencias del Constitucional las que han delimitado las competencias entre el Estado y las autonomías. El éxito es superior, al previsto hace 17 años.

P. El PP defiende el cierre del modelo autonómico.

R. No comparto esa tesis. El PP cree que con ello la conflictividad política podría acabar y yerra. ¿Cómo puede cerrarse? ¿Por una igualación mecánica de las competencias entre las comunidades? ¿Con una fórmula que superase la diferencia entre nacionalidades y regiones? El sistema no tiene cierre. Lo que no quiere decir que esté permanentemente abierto a las reivindicaciones competenciales. Lo que necesitamos es mejorarlo y para ello necesitamos una Cámara territorial que funcione.

P. ¿La conversión del Senado en Cámara territorial conlleva una reforma constitucional?

R. Sin duda. Pero no podemos hacerla sin definir qué tipo de Senado queremos. La experiencia de la recién creada Comisión General de Comunidades Autónomas nos podría indicar el camino de la reforma del Senado y eso nos puede llevar la legislatura. El primer requisito es el consenso no sólo entre partidos, sino entre los presidentes autonómicos. El segundo es que la reforma constitucional no puede ser un pretexto para abrir el título octavo de la Constitución, de las autonomías.

P. ¿Cuál debe ser el contenido de la reforma?

R. No sirve una mera modificación del sistema electoral. Debe asumir las funciones que hoy tienen órganos de encuentro de los Gobiernos como el Consejo de Política Fiscal y Financiera, las conferencias interterritoriales, etcétera. Las tensiones autonómicas las han resuelto los acuerdos entre partidos. Pero esto ya es insuficiente hoy. Hay que abrir un espacio parlamentario para responder institucionalmente a las necesidades que el funcionamiento estatal plantea.

P. ¿La generalización del proceso autonómico, con 17 presidentes que miran por su territorio, no lo hace ineficaz?

R. Nuestra memoria histórica tiene dificultades para comprender que un Estado de las autonomías es más democrático. En EE UU no alarma a nadie que en unos Estados haya pena de muerte y en otros no. El desorden es un nuevo orden que nos sorprende, dijo Hegel. El riesgo consiste en que la política de las comunidades responda exclusivamente a impulsos electorales. Para evitar añoranzas del nacionalismo español, tenemos que hacer un esfuerzo para que desaparezca la tendencia a refugiarse en lo propio. No quisiera que el debate de mañana lo fuera para la galería. Lo que interesa al final son las resoluciones de la Cámara. Es una oportunidad distinta para hacer propuestas concretas de mejora del funcionamiento de este Estado plural.

P. Hay una idea generalizada de que el Estado de las autonomías es muy caro. ¿Compensa sus beneficios políticos?

R. No comparto la idea de que el Estado de las autonomías haya producido un crecimiento del gasto. El Estado tenía que crecer en 1978 porqué tenía que responder a nuevas demandas sociales, educativas, inversoras. Y lo ha hecho espectacularmente, pero sin que en la misma medida se haya reforzado el centralismo. Pero necesitamos abrir un debate riguroso sobre la corresponsabilidad fiscal.

P. Un sector de opinión atribuye al Estado de las autonomías una pérdida de la identidad de España. ¿Qué opina usted?

R. Esta España democrática que la Constitución del 78 ha refundado seguramente tiene más elementos de identificación secular con España que lo tuvo el Estado centralista o el nacionalismo español de Franco. Como dice Francisco Ayala, la generación de 1971, con la asunción de la cultura plural y de la descentralización política, tiene que hacer posible lo que la generación de la II República no pudo hacer: construir un pensamiento sobre España que incorpore los elementos históricos y los conjugue con los democráticos. No es sólo cosa de pensadores. Tiene mucho que ver el prestigio de las instituciones. Por eso la reforma del Senado debe salir bien. Superaremos psicológicamente la herencia franquista de aislamiento cuando asumamos que somos historia europea en todo.

P. ¿Los últimos brotes de anticatalanismo obedecen a mero partidismo o a un sentimiento de rechazo entre comunidades?

R. Soy optimista por naturaleza. Cualquier nación europea tiene estas rivalidades que se convierten en emulaciones, pero que deberían estar ausentes de la lucha política. Si se instrumentalizan se abre el paso, no a una fractura de la nación española, pero sí a fuerzas políticas que hacen de la demagogia el único cartel electoral.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_