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"Los senegaleses también queremos vivir tranquilos"

En el barrio hay cada vez más vecinos africanos que montan sus tiendas y sus bares, sobre todo en las calles de Mesón de Paredes y Cabestreros. Pero residentes veteranos y recién llegados apenas se conocen."Ésto de la droga lo han traído los negros, sino, ¿de dónde sacan el dinero para montar todos esos negocios?". Es un comentario que se escucha en las calles. Aunque raro es el vecino que no conoce un camello entre los residentes de siempre.

Dame Ndíaye, senegalés, dueño de una de esas tiendas, presidente de una asociación de inmigrantes y vecino del barrio desde 1982, argumenta: "Claro que hay africanos traficantes, pero cuando un español vende droga no se dice, en cambio, que todos los españoles son camellos. Sin embargo, sí se grita: ¡fuera negros!, a pesar de que sólo es un sector el que actúa mal", se lamenta.

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"Nos parece normal que los vecinos protesten, también a mí y a otros senegaleses nos han robado en los comercios", añade estes senegalés, copropietaio de un bar de la zona. "Pero señalan nuestra cervecería de Cabestreros como un lugar donde se vende droga; cuando es sólo un restaurante lleno de africanos. Yo no soy quien para controlar lo que hacen los clientes fuera del local, para eso está la policía", apostilla.

"También dicen que abrimos las tiendas con dinero de la droga, eso es injusto. Como somos africanos creen que tenemos que estar mendigando o con la caja de baratijas recorriendo las calles, ¿qué creen, que en Dakar sólo hay chozas?", concluye.

La Asociación de Vecinos de La Corrala propone un proyecto para involucrar a todos los residentes: recuperar la Plaza de Cabestreros, construida en 1982 y ahora convertida en un amasijo de cemento. "Si la llenamos de actividades dejará de ser un lugar marginal", plantean. "La presencia policial es necesaria, pero hay que intentar algo distinto porque otras veces hemos conseguido que vengan agentes y en cuanto bajan la guardia la situación vuelve a ser la misma", concluyen.

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