Fuertes divisiones en la junta militar que gobierna Haití en vísperas del ataque de Estados Unidos
La cuenta atrás de la invasión de Haití está provocando disensiones notorias en la junta militar que gobierna el país. En la calle, en medio de todo tipo de rumores, la gente seesmera por simular normalidad, toda la que se puede tener en un país arruinado y con una flota enemiga en sus aguas. Numerosos oficiales del Ejército haitiano presionan para que el teniente general Raoul Cédras, el principal objetivo estadounidense, dimita y evite así una intervención militar que provocará el desmantelamiento total de las Fuerzas Armadas de este país caribeflo. El fantasma de Panamá está, de nuevo, presente.
El problema de la marcha de Cédras, según algunas fuentes locales y diplomáticas, es que no hay acuerdo en el nombre de su sustituto. El general de brigada Philippe Biaraby, que ocupa el puesto de jefe de Estado Mayor, quiere el cargo de Cédras. Éste, al parecer, apoya sus aspiraciones. Se trata de un compañero de carrera, fiel, y que le permitiría mantener cierto protagonismo. El jefe de la policía, Michel François, quien en los últimos días ha tratado de distanciarse de sus compañeros, rechaza las aspiraciones de Biamby y apoya al general Jean Claude Duperval, quien también cuenta con el apoyo del presidente depuesto, Jean-Bertrand Aristide.François trata de situarse para el nuevo Haití. No obstante, las exigencias de Estados Unidos son claras: la marcha sin condiciones de Cédras, Biaraby y François, a los que considera por igual responsables del golpe de 1991 que acabó con la presidencia democrática de Aristide. El jefe de la policía ha hecho saber además su disposición a dejar el cargo., siempre y cuando sus compañeros Cédras y Biamby abandonen el suyo.
Cédras, en un penúltimo intento negociador ha buscado la mediación del primer ministro Jamaicano, Edward Seaga, para proponer a Washington una nueva solución: dimitir y convocar elecciones inmediatas con la condición de que no se presente Aristide. Esta sugerencia, revelada en la noche del jueves al viernes por la cadena de televisión estadounidense NBC, ha sido totalmente rechazada por la Casa Blanca.
A pesar de las proclamas de Cédras, en las que se postula dispuesto a morir por su país, hay numerosas dudas sobre su capacidad de combate. "Cédras siempre ha sido un burócrata; sólo ha tenido destinos en la Academia Militar y en el Cuartel General", asegura Kern. Delince, un coronel haitiano que vive en el exilio en Estados Unidos. "Él [Cédras] nunca ha estado al mando de una unidad de combate". Otros sectores militares, los más duros, acusan al actual hombre fuerte de Haití de graves equivocaciones. Y resaltan una sobre todas las demás: haber permitido que Aristide saliera con vida del golpe de 1991 y emigrara después a un exilio dorado en EE UU.
Otro de los puntos débiles del régimen, aparte de la evidente desigualdad militar respecto con el futuro invasor, es la ausencia de una jerarquía militar definida. Esta institución ha sido purgada tantas veces que no hay estructuras de lealtad consolidadas. Los expertos vaticinan que Cédras se quedará solo en el momento que surjan las primeras dificultades bélicas. Un diplomático latinoamericano lo explica de otra manera: "Yo no tengo una casa, un coche y personal a mi servicio", dice definiendo la privilegiada situación económica de Cédras respecto a sus empobrecidos compatriotas por lo tanto ¿por qué he de morir en su defensa?
El pueblo haitiano, acostumbrado a los vuelcos históricos es pera acontecimientos. La gente se asoma, al horizonte marino de Puerto Príncipe para ver de cerca los barcos enemigos.. El país es un hervidero de rumores. La ame naza de invasión llevó ayer a muchos habitantes de Puerto Príncipe a escapar hacia zonas rurales del país.
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