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Crítica:ROCK
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Chiringuito de alta tecnología

A ver cómo podemos explicarlo de forma que no nos liemos ni nosotros mismos. Un músico genial, huido del lado más banal del rock and roll, graba sus propios discos. Recoge éstos en soportes CD Rom y se apoya en determinados instrumentos y en su propia y potente voz. Todo esto lo pone en un templete, en medio de una pista de baile. El quiosco es revestido con pantallas de televisión, letreros luminosos electrónicos y determinados objetos (esqueletos, martillos, una cámara de vídeo...). Pues bien, esto es un concierto del Todd Rungren de 1994.Ni que decir tiene que sólo un genio o un individuo lo suficientemente chalado puede idear esta puesta en escena en un fin de siglo, aún dominado por el concepto de espectáculo rock. Todd Rungren es como Peter Gabriel, pero más campechano. Se inventa un futuro que está a punto de llegar y que romperá moldes. El público es invitado a participar de diversas maneras: subiendo a las diferentes alturas del templete, tocando con el maestro algunos de los apoyos e incluso una especie de campanita colgante.

Todd Rundgren

Todd Rundgren (voz). Soporte pregrabado en CD Rom y apoyos instrumentales de teclados, percusiones y guitarras acústica y eléctrica. Sala Aqualung. 2.800 pesetas. Martes 13 de septiembre.

Pero todavía no hemos hablado de la música. Todd Rungren vino a España a presentar, de esta peculiar manera, su último álbum No world Order. Pero es que tiene una pila de discos más, y de algunos de ellos supo sacar lo mejor para aplicarlo en este particular espectáculo. Son de especial . mención las revisiones que hizo de Secret society, Fascist Christ. Pero Todd también se atrevió a desplegar su magia de cantante soul a lo Daryl Holl, en un mágico set de guitarra acústica con Cliche y Love of the coment man. La única pega que pudimos verle a este invento, destinado a acabar con la hegemonía de los pinchadiscos fue, que resulta muy difícil mantener el espíritu festivo necesario para que un concierto así funcione y durante casi hora y media.

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