Cita con la historia en Candás

"Vivir indignado". La divisa a la que siempre permaneció fiel el periodista, escritor e intelectual francés Émile Zola en la última mitad del siglo pasado, la época del triunfo de la industrialización y el nacimiento de la sociedad de masas, fue revivida en la noche del miércoles en Candás por los mineros asturianos. El teatro Prendes del pequeño pueblo asturiano de larga tradición sindicalista se llenó de nietos de los mineros que protagonizaron en octubre de 1934 la huelga que hoy ya recoge la historia de España para ver la proyección, por primera vez en nuestro país, del fúme Germinal, un homenaje a la clase obrera basado en la novela del mismo título de Émile Zola.Germinal, película dirigida por Claude Berri, es la séptima adaptación al cine de la novela de Zola y la más cara de la historia de la cinematografía francesa -165 millones de francos (más de 3.600 millones de pesetas)-. Narra la historia de los gueules noires, los mineros que extraían hierro y carbón de las cuencas de Anzin y sus luchas en 1866 por mejorar sus condiciones de vida y trabajo, por crear sindicatos y conquistar el derecho de huelga. La gran estrella del cine francés, el opulento Gerard Depardieu, es uno de los actores del reparto de lujo de la película.

La proyección de Germinal en Candás, dentro de los actos conmemorativos del 600 aniversario de la revolución de 1934 en Asturias, estuvo precedida por un debate sobre el papel de los sindicatos modernos en una sociedad necesitada de rearme ideológico.

"Los afiliados ven hoy al sindicato como si, fuera su equipo de fútbol", se dijo en el transcurso de un coloquio con los líderes sindicales asturianos sobre el futuro del movimiento obrero en la región. Sesenta años después de la huelga general revolucionaria en las minas y fábricas asturianas, los herederos de aquellos líderes confesaron que los grandes sindicatos están hoy ocupados en enseñar a su! afiliados a hacer su declaración de la renta, ofreciéndoles viajes turísticos y promoviendo cooperativas de viviendas que a lo peor no llegan a construirse.

Los asistentes a la proyección de Candás, entre los que no faltaron veteranos del movimiento obrero, insumisos, jóvenes ácratas o simplemente cinéfilos atraídos por el tirón de Gerard Depardieu, apenas se movieron en su butaca en las más de dos horas y media de proyección. Devoraron la película de Berri sin pestañear. Las miserias de la familia Maheu que narra el filme atraparon al público desde el primer, fotograma. En una impactante cita con la historia, la complicidad de los asistentes se tornó en tímidos, aplausos cuando en la pantalla primeras imágenes de la revuelta minera.

Una película durísima, sin concesiones, fue la opinión unánime al término de la proyección. Y una conclusión amable de camino al gintonic de madrugada: la minería, que sigue sien do el batallón de enganche del movimiento obrero en Asturias, acaba de asegurarse un futuro laboral negociado por los sindicatos. Menos amable es la evidencia de que secuencias ente ras de Germinal son hoy extra polables a cualquier lugar del mundo donde la gente está con denada al hambre.