EI 'marchón' nocturno más guerrero pasó por Alcorcón
Siniestro ofrece un concierto 'total' entre una selva de puestos callejeros
Al grito de "yo dije yeah " los vigueses Siniestro Total pusieron a la gente joven del extrarradio capitalino en pie de guerra. Pero era una batalla lúdica, como corresponde a una de las noches de la semana de la Virgen de los Remedios, los siete días con los que Alcorcón celebra sus fiestas patronales. En los alrededores del polideportivo Los Cantos, mares de gente ondeaban en todas las direcciones posibles, mientras infinidad de pequeños puestos, regentados por nativos y extranjeros, ofrecían las mercancías más peregrinas: jerséis, bufandas, camisetas punkies y heavis, collares, bocatas, litronas...
La exótica novedad de la cita musical de anoche en el comercio callejero ferial consiste en el fotopin, un curioso sistema mediante el cual uno puede convertir su propio rostro en el motivo de una decorativa insignia. Era fiesta callejera, en suma.Más allá del polideportivo, en el recinto ferial, un policromado universo de puestos de comida y bebida y todo tipo de atracciones de feria subcionaban la increíble capacidad de divertirse, tanto de los ciudadanos de Alcorcón, como la de los vecinos de las poblaciones colindantes. Incluso de los barrios de Madrid sur habían venido a expresar su deseo de fiesta sin limitaciones montones de chavalitos ataviados con camisetas de Los Ramones y los Nirvana. En cuanto a las atracciones, hay dos especialmente, la Uve y el Revolution, capaces de hacer arrojar todo el contenido estomacal al más bragado. Daba igual, porque el ambiente de Alcorcón en fiestas es lo más divertido que puede imaginar mente alguna. Un lugareño explica que esto "es cosa del alcalde de aquí. Lo que pasa es que el de Madrid es un estrecho".
2.000 asistentes
Entre tanto, dentro del polideportivo, más de 2.000 almas jóvenes se dejaban las palmas y las cuerdas vocales, tratando de hacerle la competencia a Julián Hernández, el cantante de Siniestro.
Dos miembros de la peña local Boogie Boogie decían que Siniestro era "lo más" de las fiestas. Otros jóvenes, vestidos con camisetas del grupo en las que se podía leer: "Ante todo, cállese señora" y "Ante todo, no me déis más de beber", se liaban tranquilamente unos porritos de marihuana cuyo olor cantaba de lejos mientras apuraban el contenido de enormes vasos llenos de cerveza. Por lo visto, esto que está tan mal visto en Madrid, aquí no da ningún miedo. Uno de ellos comentaba, acerca de los policías que velaban por el orden en el interior del recinto, "si tú no les molestas, ellos te dejan en paz
Hasta los vecinos de los bloques de viviendas situados frente al escenario participaban del delirio colectivo que se desarrollaba ante ellos. No parecían molestos. ¿Será que el ruido de la música es menos dañino según se va uno alejando del kilómetro cero?
Hasta dos bises tuvo que hacer el grupo, con la parroquia en el bolsillo desde el primer acorde. Un espectador simula un orgasmo total, mientras se empuja con el resto de la multitud y grita: "Qué marchón el de Alcorcón".
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