Sin huellas del gaélico en Belfast
Nuevamente bajo la lluvia, tras dos días de inusual sol, Belfast vivió ayer un sábado normal, en vísperas de un futuro en paz. Parejas cargadas de niños tomaron los centros comerciales, aparentemente ajenas a la esperanzada situación que vive Irlanda del Norte. Hasta los periodistas empiezan a marcharse."Puede que haya algún muerto más, pero para nosotros es el pan nuestro de cada día", comentaba la camarera del café York, en el centro.
Vecina del gueto católico del oeste de Belfast, la camarera se reconoce irlandesa aunque no sabe . una palabra de gaélico, el idioma autóctono. A decir verdad no es una excepción. Su caso es un ejemplo generalizado. Aunque los colegios católicos han iniciado la enseñanza de esa lengua autóctona hace unos años, la mayoría de los adultos lo desconoce por completo. Tampoco la lingüística parece haber sido una reivindicación intensa de los nacionalistas irlandeses más preocupados por la soberanía política. En Belfast no se ve un sólo letrero escrito en otra lengua que el omnipresente inglés, ni por supuesto, publicaciones en gaélico, ni centros especiales.
El inglés lo ha devorado todo, incluso en la República de Irlanda donde el gaélico no pasa de ser un adorno que colocar en el nombre de los partidos políticos o en el del primer ministro, el Taoiseach Albert Reynolds.
Quizás para la joven generación sea posible restablecerlo, al menos como lengua doméstica, pero la recuperación parece notablemente dificil en un mundo donde la supremacía anglosajona es un hecho cultural insoslayable.
De momento, el Sinn Fein (Nosotros Solos) sólo utiliza el gaélico en el nombre histórico del partido.
La situación no es muy diferente en el País de Gales o en Escocia. Pero en Irlanda del Norte en medio de una vorágine histórica tan abrumadora, resulta al menos paradójico que se haya hecho tan poco por la supuesta lengua materna.
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