"A veces yo soy mi peor enemigo "
Ana Belén (Pilar Cuesta, 43 años, 30 "de artista") sigue como siempre, concentrada en su eterna dispersión profesional: cine, música, teatro. Flota en rumores estos días: posible chica Almodóvar, televisiones que supuestamente la pretenden... Ella despeja dudas -"Me gustaría ser la única actriz que no presenta un concurso"- y el único celuloide que ante sí tiene es el de La pasión turca, de próximo estreno. Es cierto que trama algo teatral con José Carlos Plaza y más cierta aún es una gira de conciertos con Víctor Manuel que les mantendrá en América hasta diciembre. Aún con los ecos de Estambul en la cabeza, el 23 de julio ya estaba micrófono en mano, girando por España con Víctor. Ya le ha "puesto a pensar,, en el nuevo disco. Esta vez cantará ella sola, no con otros, como hizo en Mucho más que dos, el doble álbum con el que -una vez más- Ana y su pareja han saboreado el número uno.Pregunta. Su horizonte de conciertos está a tope, ¿no?
Respuesta. Sí, dentro de lo que ha cambiado el panorama de las actuaciones en España. No es como hace dos años, que te podías hacer 60 conciertos en dos meses; ahora en tres meses te haces unos cuarenta y tantos. Los conciertos surgen cuando, tienes un disco que pega fuerte, y aglutinas gente muy dispar, no sólo tu público fiel o la gente de tu generación. Se rompen las barreras, y te encuentras con sor presas, con un afecto tremendo. Tiene mucho mérito estar allí dos horas, esperándote, luego otras dos horas y pico de pie, aguantando frío o calor. Les amo, me los llevaría a casa en un cofre.
P. A este paso hará conciertos con 50 años, como los Stones.
R.No quiero ni pensarlo. Me da un poco de miedo. Aunque todo es cuestión de amoldarse.
P. ¿Y qué me dice de Alicia Alonso, bailando con 77 años?
R Sentir que estás en un escenario intentando ser lo que has sido me parece una total equivocación. Puedes llegar a tener 94 años y seguir actuando, como Aurora Redondo o Mari Carmen Prendes, por ejemplo, pero ser anciana y ponerte una malla y bailar Giselle, pues... Yo siempre he dicho que espero que alguien más lúcido que yo me dé un toque: "Mira, bonita, déjalo. Haz de abuelita ya, reina".
P. ¿Está contenta con La pasión turca?
R Sí, sí.
P. ¿Volvería a trabajar con Vicente Aranda?
R Sería un placer volver a rodar con Vicente. Al acabar la película lo hablamos, nos quedamos con bastante nostalgia. Cuando estás rodando en un país con tanta magia, sin querer te vas dejando atrapar y empiezas a sentir nostalgia antes incluso de marcharte de allí. Vicente me decía "Turquía ha sido una aventura que nos hemos ido inventando cada día", y es verdad.
P. ¿Cree que esa magia la captará el público?
R No me gusta hacer cábalas sobre si una película gustará o no, pero sí creo que tiene fuerza como para atraer a la gente parte de que haya curiosidad porque está basada en una novela superleída de Antonio Gala ypiensen "a ver qué han hecho éstos", con las películas de Aranda siempre hay mucha expectación, no dejan indiferente a nadie.
P. ¿Hay diferencias entre la Desideria filmada y la novelada?
R En la película se han eliminado personajes, pero no se han hecho cambios básicos para el personaje, para su trayectoria vital. Su peripecia es la misma, pero no sé todavía cómo va a acabar. Vicente rodó dos finales.
P. ¿No le parece que esa sumisión total de Desideria a un hombre, hasta el punto de anularse a sí misma, es poco representativa de una mujer de los noventa?
R No es una tonta, es de ese tipo de mujeres que se dejan ir y que pasan por la vida sin romperlo ni mancharlo. No todas las mujeres son listas y superseguras con respecto a sus relaciones con los hombres. No podemos mirarlo desde la óptica urbana. Sí hay mujeres así, que no exigen demasiado de la vida, hasta que alguien remueve su mundo. Desideria sabe que su relación con el turco es destructiva, pero ha puesto en una balanza todo eso y una vida aburrida con su marido y tiene más peso el vivir al límite. Cuando establece una relación sexual que antes no ha vivido, ella toma un papel tan activo que es casi masculino, a los ojos de su hombre. De repente tiene furor emocional.
P. ¿Y hay muchas escenas de furor emocional?
R Las mismas que en la novela, y es una historia que ha gustado a gentes muy diferentes. A mí me han abordado por la calle señoras, digamos clásicas, interesándose por el personaje. La pasión turca ha conseguido dar en el clavo en algo de las fantasías de la mujer. Señoras con problemas matrimoniales que en un viaje al extranjero se enamoran y plantan a su marido, creo que existen bastantes.
P. En cuanto a papelones para actrices, no parecen abundar.
R Los mejores papeles se los llevan siempre los hombres, y no hablo de longitud, sino de riqueza.
1 P. Como directora de cine, ¿quedó satisfecha o escaldada?
R ¿Satisfecha? Es imposible que yo lo esté. Nunca. ¿Escaldada? No, porque no hay como hacer algo para darte cuenta de los errores. Desde luego, yo le puedo encontrar más fallos que el crítico más feroz, pero Cómo ser mujer y no morir en el intento fue la película española que mejor fue de taquilla ese año. Fue una película digna.
P. ¿Le quedan ganas de repetir?
R Sí. Repetiría, pero con mucho más miedo. Ya no tengo la inconsciencia del no saber.
P. Al hablar con usted siempre surge la palabra miedo. Cualquiera lo diría, con una ficha profesional tan abultada.
R A veces creo que yo soy mi peor enemigo. Nunca estoy completamente a gusto con lo que hago. Yo no sé si es porque en el fondo, a pesar de que yo me crea una persona muy poco ambiciosa, soy la mayor ambiciosa del mundo. No lo sé. Soy muy perfeccionista, y esa continua insatisfacción es una tragedia para mí. Pero a pesar de ese miedo me atrevo con muchas cosas.
P. Parece que todo le va muy bien, que vive en una burbuja de felicidad... Algunos han visto indicios de Romialbanización en Víctor y Ana.
R Mi vida no es absolutamente feliz. No siempre todo es fantástico. Mi vida no es ideaaall. Unas veces está muy bien y otras veces es espantosa y se la regalo a quien quiera. Cuanto más feliz eres mejor rindes, mejores son tus relaciones con los demás. Cuanto más desquiciada es tu vida, más es complicado todo. Mira, ya ni me preocupa lo que digan.
P. Tiene un hijo de 17 años y una hija de 10. ¿Hay en su casa conflicto generacional?
R Pues sí y no. Por muy modernos y muy amigos de nuestros hijos que queramos ser siempre hay roces. Hay que tener mucho sentido del humor, porque si no estás todo el tiempo de uñas.
P. Usted canta Contamíname. La cosa va de amor, pero ¿hay algo que la contamine el alma de verdad?
R En buen plan, me contamina esa solidaridad que se ha despertado en este país, que parecía que estábamos todos medio dormidos. La gente estaba como esperando una llamada para salir a ayudar a otros, véase Ruanda o Bosnia. Es fantástico, y muy sintomático de los noventa, por contra de lo que ocurrió en los ochenta, que fue una década dura e insolidaria. Cuando se habla de qué hace nuestra juventud, pues mira lo que está: haciendo, apuntándose de voluntarios. Y en lo malo, pues me intoxica la intransigencia y las cosas que yo pensé que no podrían pasar aquí: convertirnos en un país con tantas corrupciones. Me da asco, pero más aún, perplejidad.
P. Ana Belén ha puesto su firma en un montón de causas, ¿para qué firmaría ahora?
R Para que no hubiera bloqueo contra Cuba. Se puede estar en total desacuerdo con la política de un país, pero lo que no se puede es estar con los brazos cruzados mientras a un pueblo lo condenan por inanición.
P. Usted ha tenido una ligazón muy fuerte con Cuba.
R Cuidado. Con el pueblo cubano. Yo no he ido a cantar para Fidel Castro. Víctor y yo fuimos junto con Serrat, en el año 76, de los primeros en ir a cantar a Cuba, y nunca tuve el menor interés en conocer a Castro, y creo que él tampoco ha tenido el mínimo interés. Sí, en cambio, he tenido la gran suerte de compartir muchas cosas con el pueblo cubano. Sigo estando muy unida a mucha gente, Ahora me siento terrible. Lo primero que hago al abrir el periódico es ir a las páginas que hablan de Cuba. Me interesa saber qué ocurre, y lo cotidiano es lo jodidamente que lo están pasando los cubanos.
P. ¿Madrid le mata o quienes lo gobiernan?
R Madrid antes me mataba de gusto, ahora me matan quienes lo gobiernan. Se ha convertido en una ciudad triste, decrépita. Socialmente se ha dado una vuelta atrás.
P. ¿Y si quienes rigen el Ayuntamiento madrileño gobernaran el país?
R Yo seguiré trabajando y diciendo lo que pienso. Nunca me he mordido la lengua, ni con los socialistas. ¿Cómo me la voy a morder con los del PP?
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