¿Con quién dejamos al abuelo?
Nunca dejaré a mi madre en una residencia, decía Jocelyn, y la quedó con Jonathan, que tenía que estudiar pa la selectividá, y asín ella y el Bernabé se pudieron venir a los apartamentos Madreperla con José James, Mary Frasy y Montgomery, y correlativamente pues han disfrutao de las vacaciones. Solo que al final se han llevao el disgusto, conque le llama Jonathan y le dice, Mama, que me he encontrao a la abuela desmayá con un bote de salsa de tomate entre las manos. Y es que la criatura, harta ya de estudio se fue un día a la pisci. Te he hecho unos espaguetis, abuela, no tienes más que calentarlos en el micro y echarles salsa de tomate. Conque se va y de la que vuelve a la noche nota un olor a quemao, se va a la cocina y se encuentra los espaguetis chamuscaos girando en el micro y la abuela desmayá por no poder desenroscar la tapa del bote de salsa de tomate, que está hecho de espaldas al pueblo, o al menos de espaladas a la tercera edad, por que viene apretá como pa forzudos, y a veces hasta he tenío que acudir yo al mazas del 12 A pa que me ayudase, que inclusamente llegó a creerse que a con otras intenciones, no te digo.O sea, la poblemática de los ancianos en verano, que no nos va eso de dejarlos en residencias, y luego pasa que Orencio, ochenta y siete años, se queda toa una tarde encerrao en el portal porque le pesaba mucho la puerta de hierro y era incapaz de abrirla, por más que él presume de que en el frente de Belchite estaba fuerte como un toro. Y que Eusebia, ochenta y cuatro, ha tenío que dejar de ir al Corte Inglés por que ya no le dan las piernas pa pasar la Castellana en verde, pues los discos duran demasiao poco para la tercera edá, y tampoco es cosa de que le atropelle un coche por alegrarse la vejez con Oriente en el Corte Inglés. Una observancia a este respetive: ¿y si el ayuntamiento pone un servicio de Patinete Pasadiscos para Ancianos para cruzar las calles anchas sin jugarse la vida?
Pero poblemáticas aparte, el veraneo se acaba ya, y las maletas ya me están mirando y diciendo hazte con nosotras, María, y no sé donde voy a meter yo un joyerito de conchas que le llevo a mi madre, que también es viejita, pero se queda,en la casa del pueblo vigilando las olivas, cuidando las gallinas y viendo cómo el sol se acuesta todas las tardes por la tras sierra.
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