"Venían a por los turistas", dicen los supervivientes del tiroteo de Marruecos
"Ha sido una noche mala y triste", dijo ayer José Antonio Ocaña, marido de la malagueña Antonia Cuevas, asesinada el día 24 en el hotel Atlas Asni, de Marraquech, cuyo cadáver fue incinerado en Málaga. "Solamente venían por nosotros, los turistas, y no por los conserjes, botones o el portero, que eran marroquíes", explicó Ocaña, una versión compartida por los turistas catalanes que presenciaron el atentado de Marrakech, que confirmaron: "Buscaban extranjeros".Ocaña, que conservaba un aspecto tranquilo gracias a los sedantes, reiteró sus quejas contra la Administración marroquí y pidió una profunda investigación "para poder descansar". En su opinión, su mujer murió en un atentado, "por más que se intente taparlo y quieran taparlo todo".
Ocaña se quejó también del trato recibido por su hermana, Doris, herida en el asalto, quien ayer fue intervenida en el hospital de Marbella y cuyo pronóstico es grave. La mala atención sanitaria en Marruecos, aseguró, ha provocado que se hallaran restos de metralla y se extendiera una infección en el cuerpo de Doris.
Manuel Beltrán, que llegó el domingo por la noche a Barcelona en el avión que transportó el féretro de Salvador Torras, el otro español fallecido, dijo a Catalunya Ràdio: "No hicieron fuego indiscriminadamente. Persiguieron a Salvador por un pasillo y le dispararon por la espalda. Cuando cayó al suelo, se acercaron a él y le remataron con otro disparo". Salvador Torras fue enterrado ayer en Sant Feliu del Racó (Barcelona), en una ceremonia que congregó a cerca de 2.000 personas.
"El señor de la metralleta"
Mientras, el cuerpo de Pablo Usán, el niño de 9 años que murió el viernes por disparos de un grupo integrista en Egipto, fue enterrado ayer tarde en Valencia. Al sepelio, celebrado en la intimidad, asistió un centenar de personas, informa . El féretro con el cadáver del niño llegó al aeropuerto barcelonés de El Prat, desde El Cairo, pasadas las 5.30 de ayer. En el avión viajaban sus padres, Leopoldo Usán e Inmaculada San Ambrosio, heridos en el atentado, y su hermana Ángela, de 13 años, que salió ilesa."Todo el mundo es bueno en Egipto, excepto el señor de la metralleta". Esta frase de Ángela Usán resume la opinión de su familia sobre el trágico suceso, informa Francesc Bayarri. Julio hermano de Leopoldo, declinó comentar el atentado, que calificó de "accidente", aunque añadió que la zona en que se produjo el asalto integrista "no sólo no estaba prohibida, sino que era recomendada por el propio Gobierno egipcio, según la agencia de viajes".
La familia Usán se mostró ayer muy agradecida tanto a la Embajada española en El Cairo como a las autoridades egipcias, que pusieron a disposición de los, heridos "a los mejores médicos del país".
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