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Entrevista:MUJERES

"No hay voluntad de que exista un ballet clásico en España"

Es la mejor. Hay quien le atribuye poderes. En cheli dicen hace bailar a un cojo.Ávila (Barcelona, 1920), decana de los maestros de ballet españoles, mantiene la espalda recta y separada de la silla. Si la cara es el espejo del alma, en los bailarines la columna vertebral es el reflejo del ánimo. Su delgada figura se mantiene armónica y sobria, pero no envarada. Responde rápido, con una afilada sinceridad directamente proporcional a su dureza como pedagoga de danza clásica. Su prestigio internacional la sitúa entre los mejores maestros del ballet activos del mundo.

Maria de Ávila, Lola para los antiguos conocidos, fue directora del hoy desaparecido Ballet Nacional Clásico en su mejor etapa, y sus discípulos pueblan las mejores compañías de ballet en medio. mundo: Ana Laguna, Nazareth Panadero, Trinidad Sevillano, Arantxa Argüelles, Antonio Castilla, Amaya Iglesias, o reputados maestros como Víctor Ullate y Carmen Roche. Una lista interminable de talentos bruñidos en su estudio zaragozano.

Pregunta. ¿Ha una fórmula secreta para hacer bailarines?

Respuesta. Es un secreto no secreto. Es una dedicación; es conocer al discípulo, meterse en su piel y ayudarle en el terreno profesional y en el humano. Lo humano va íntimamente ligado a la expresión artística..

P. Sus discípulos han ingresado muy jóvenes en la vida profesional y son muy responsables.

R. Es que se trata de hacerlos muy responsables desde pequeños.

P. Y entre sus alumnos de hoy ¿Hay grandes talentos, habrá sorpresas?

R. Yo siempre creo que hay talento. Cuando menos lo esperas salta la fiebre, el diamante por pulir. Trabajas poco a poco con un niña o una niña y de pronto te sorprende, arranca; y también puede suceder lo contrario, alguno que va muy bien y se estanca.

P. El, tiempo cura las heridas. Daría una clase a los que en el Ballet Nacional le pedían la dimisión?.

R. Sí, claro que sí, ese grupito de la compañía ya me invitó en una ocasión y yo he acudido. Con la herida abierta, pero he acudido y me han dado un beso.

P. ¿Fue importante para usted ese reencuentro?

R. No en el terreno profesional, que no me ha afectado para nada, pero personalmente sí.

P. Al hilo de esto: ¿Hay discípulos ingratos?

R. Como en todo. Hay ingratos y gratísimos.

P. Le digo tres nombres y dígame algo de ellos: Trinidad Sevillano".

R. Estuvo ayer en casa pasando el día. Se va ahora al Australian Ballet a continuar su carrera.

P. Arantxa Argüelles.

R. Mucha ilusión. Una criatura que tuve en el estudio desde los tres años y medio. Luego he tenido la satisfacción de verla volar con sus propias alas. Está en el Real Ballet danés en Copenhague.

P. Antonio Castilla.

R. Empezó tarde a bailar, pero tengo un recuerdo muy entrañable. Está muy bien situado en el Ballet de San Francisco.

P. Nacho Duato ha dicho en varias entrevistas que en España no hay buenos maestros de ballet. ¿Se siente aludida?

R. Yo no me siento aludida jamás, lo mismo que cuando me dicen que soy maravillosa. Yo me he limitado a hacer mi trabajo con mucha dedicación y mucho amor, sin pensar en el futuro y creo que cada uno puede, tener la opinión que quiera al respecto.

P.Hay un método Ávila para enseñar ballet?

R. No. Eso del método Ávila me lo han preguntado muchas veces y yo nunca he tenido esa presunción. He hecho a mi vez todo lo que he aprendido; he intentado transmitirlo lo mejor que he sabido, quizá incluso intentando explicarlo mejor de lo que me lo explicaron a mí e intentando adaptar las mismas palabras a cada caso . particular. Nunca dos alumnos son iguales.

P. Pero hay en sus díscípulos de varias generaciones rasgos comunes, desde la primera, Ana María Gorriz, hasta la última, Marta Baraona, que está en el English National Ballet: giro seguro, buena batería, musicalidad, arrojo escénico. Son características de es cuela.

R. Quizá sí, lo que pasa es que yo, sinceramente, nunca he pensa do en crear escuela. Me gusta mucho la danza, bailé todo lo que pude, y después he seguido ligada a través de los discípulos. Nunca pensé que llegaran a ser divos sino que lo hicieran bien, que trabajaran a gusto, que supieran ser felices al mismo tiempo que bailaban.

P. Pero también les ha transmitido la inconformidad con lo que hacen.

R. ¡Claro! Desgraciado del que llega a decir de sí mismo "lo he hecho maravillosamente". Hasta que te mueres de viejo estás aprendiendo.

P. Usted tiene fama de dura durísima en la clase.

R. No es para tanto. Después de que la gente lo dice he intentado analizarme. Lo que soy es muy seria. No me gusta hacerle perder el tiempo a la gente: Lo de entregarse profesionalmente a la danza es más serio de lo que mucha gente cree.

P. De modo que en ballet hay que ser sincero siempre. Al que no tiene posibilidades usted se lo dice y ya.

R. Y no siempre es bien recibido, naturalmente.

P. ¿Hay una ética del maestro de ballet?

R. Nunca he pensado en una ética especial para el maestro. Veo más una ética general, te dedicas a algo, pues hazlo con honradez, intenta llegar al fondo y ayuda. La ética es portarse lo mejor posible en todo momento con el discípulo.

P. ¿Qué piensa usted de que el Teatro Real de Madrid no tenga un ballet propio cuando se reinaugure?

R. Yo lloraría. En un principio, me pondría a llorar de pensar que no lo han tenido en cuenta. Es una cosa que me duele tanto: que no exista un ballet clásico en España, y no lo hay porque no hay voluntad de que lo haya. En España la danza clásica está viviendo una crisis durísima.

P. Usted ha dicho más o menos que el ballet clásico volverá porque es eterno.

R. Sí, como la música clásica. Pueden surgir muchas cosas modernas y autores importantes, pero lo clásico tiene ese poder de permanecer.

P. Con esa perspectiva y en el caso concreto de España,¿tenemos esperanza de tener una compañía de danza clásica alguna vez?

R. No lo sé. Depende de tantas cosas, de una compleja conjunción de deseos de la gente, que le gusta la danza clásica, pero río tanto como para pedirla. Si se ofrece un ballet, el público acude y se llena, pero si no, no lo reclaman. ¿Ha visto usted alguien que reclame un ballet clásico? Yo no.

P. Y así las cosas, cree usted que la didáctica del ballet español necesita que se importen métodos y escuelas foráneas o que la danza española se basta a sí misma para tener un buen nivel?

R. El ballet español es tan rico y tiene tantos matices que no necesita de nada más. Ahora bien, cuando se incorpora algo distinto con la suficiente inteligencia, no hay por qué rechazarlo, siempre y cuando esa incorporación esté hecha con talento.

P. Frecuentemente se oye ahora que no hay tradición de ballet en España.

R. Eso no es cierto. La hay.

P. ¿Por qué cree que el ballet en España sigue dependiendo de caprichos políticos?

R. Porque el ballet siempre ha dependido de grandes ayudas oficiales. Primero fueron reyes o zares, después los gobiernos. Aquí nunca ha sido tan bien visto. Cuando el Ministerio de Cultura decidió fundar el ballet nacional, entonces pensé "éste es el momento", pero ya se sabe lo que' pasó. Mi proyecto finalmente no fue entendido ni totalmente ni en parte.

P. En otros países usted tendría ya bustos de bronce y escuelas oficiales con su nombre.

R. Sí, pero aquí es así. Todavía me sorprende cuando viene algún antiguo discípulo y me dice que desde un lugar remoto me mandan saludos.

P. Usted estuvo implicada en los intentos de fundar un ballet clásico en los años 50. ¿Escribirá algún libro, memorias, la experiencia en el ballet?

R. Si supiera escribir sí, pero como no sé escribir, no lo haré.

P. ¿Y no la anitma el tener muchas cosas que contar?

R. Habrá personas capaces de hacerlo mejor que yo.

P. Algunos catalanes. de la profesión no le perdonan que se fuera de Cataluña hasta Zaragoza a fundar su escuela de ballet.

R. Sí, y a mi misma me hubiera gustado quedarme en Barcelona, pero llegó el amor y me casé con un zaragozano.

P. ¿Zaragoza la recibió bien desde el principio?

R. A mí Zaragoza me ha tratado bien siempre. Zaragoza. Otra cosa son las instituciones. La prueba de ello es que sigo aquí.

P. ¿Hasta cuando trabajará?

R. No lo sé. Me lo preguntan muchísimo y yo querría saberlo. Creo que trabajaré hasta que me dé cuenta de que la gente que trabaja conmigo pierde el tiempo, que no avanza. Entonces lo dejaré.

P. ¿Alguna deuda importante con el arte del ballet?

R. Nunca he tenido sueños determinados. Primero mi sueño era haber bailado maravillosamente y luego ser una buena maestra. Ninguna de las dos cosas las he conseguido al completo; sencillamente he intentado acercarme lo más posible. Siempre me ha parecido que no era suficiente lo que hacía.

P. A usted le proponen constantemente hacer cosas en el extranjero y casi siempre dice no.

R. Ahora para mí es tarde. Tengo 74 años. ¿Dónde voy a encajar yo ahora con mis viejas raíces? Es grato saberlo, pero vuelvo siempre a mi estudio.

P. Es usted la única artista de ballet que conozco que no oculta la edad.

R. ¿Para qué? Se sabría de todos modos.

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