Insomnios de verano

El tiempo no perdona, y lo mismo que en vacaciones no te dejan las patas de gallo, ni las reumas, ni las cervicales, en vacaciones también padeces de insomnio. Esto es mayormente por los ronquíos del esposo, pero también por la edad, aunque algunas compañeras siguen terapias pa tener los mismos años desde hace mucho, qué merito.¿Seré yo la rara? Porque cada día me veo más vieja, no endelgazo, me duermo con el run-rum de la lavadora, y en cambio no pego ojo por la noche, y encima aún hay días que me se corta la bayonesa. Claro que si en lugar de María, gruesa de los nervios, seriese Marie Claire, verbigracia, sería esbelta, me daría tiempo pal hogar y pal deporte, iría a las exposiciones y culturas, tocaría la flauta con mi Petra Mar¡, haría ensaladas exóticas pa Manolo y varios hacimientos del amor a la semana, pues las Maries Claires son como Kim Bassingger, y en sus apartamentos de verano no tienen ni los somieres escandalosos ni las sábanas de licra pelotilleras de los apartamentos

Madreperla, donde seguro que Kim se revolcaba bastante menos.

"María, no eres prática", me dice Evelyn, mi peluquera, que ahora se lenrollao con un diskjokey cachas de Calasparra que se llama Joe y hace culturismo. Evelyn, cuando insomnia, se levanta y se p one a asar pimientos, luego se depila a la cera fría, que ya era hora de un invento pa no dejarnos los muslos como un churrasco. Después hace una tabla de gimnasia, se aplica el cinturón de calor seco pa las grasas, cerdulitis y tosinas, lee un ratito, riegalas plantas y aún así llega la primera a la playa. Pa colmo, hace el amor todos los días y de toas las maneras y nunca se le corta la bayonesa.

Yo me creía que a mí no me daba tiempo pa eso por ser esposa, madre y ama de casa, que en España es inuduro inclusamente en vacaciones, pero ahora resulta que es que soy poco prática y no aprovecho los insomnios.

Anoche mismamente, en lugar de levantarme a asar pimientos y a tó el pograma de Evelyn me se fue el tiempo pensando si me dieran a elegir entre quitarle a Robert Reciford una espinilla de las gordas gordas o tener un asistento que me hiciera la casa a diario.

Y elegía lo de la espinilla de Robert. No tienes remedio, María.