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Reportaje:

Las azafatas cambian de piel

20 diseñadores concursan por el nuevo uniforme que flevarán las chicas de Ifema

Antonio Jiménez Barca

Ni siquiera los uniformes de las azafatas se libran de la tiranía de la moda, En la mayoría de la veintena de diseños presentados hasta ahora para el concurso que decidirá el nuevo atuendo de las chicas de las ferias del Ifema (Instituto Ferial de Madrid) a partir de diciembre imperan las últimas consignas de los grandes modistas: falda corta y chaqueta entallada, entre otras cosas. "Sí, pero una cosa es lo que aparece en los dibujos, con esas mujeres ideales que no existen, y otra la realidad: cuando nos den los trajes a nosotras, que no medimos por lo general 1,80, no se nos verá mucho más arriba de la rodilla, seguro", dice Silvia Bueno, de 26 años, quien lleva más de tres años trabajando en el Ifema. El concurso, cuyo plazo de presentación de diseños terminaba teóricamente el pasado día 15, aunque se ha prorrogado hasta final de mes, va especialmentemente dirigido a las escuelas de moda. "Se trata de que los futuros diseñadores tengan una oportunidad para crear algo concreto", comentaba Cipriano López, uno de los asesores del concurso.Todos los participantes han tenido que presentar ideas para las mismas prendas, que integran el uniforme de azafata: falda, blusa, chaqueta, zapatos, guantes, gorro, bolso, abrigo y pañuelo. Alguno hay también que ha presentado el dibujo de unas piernas embutidas en unas medias en las que aparece el logotipo del Ifema. "Pero es una excepción, claro, nadie más ha presentado medias", explica López con una sonrisa.

Lo de obligar a diseñar un pañuelo surgió de las mismas azafatas. "Una vez, una de las chicas tuvo que ir a trabajar resfriada", cuenta Silvia. "Se encontraba mal de la garganta y se puso un pañuelo; las demás se lo vimos y comentamos entre nosotras que quedaba mono y además era práctico, así que se lo dijimos a la dirección para que lo tuviera en cuenta para el nuevo uniforme, y nos ha hecho caso", añade la azafata. Lo que más molesta a estas chicas de congresos es la obligatoriedad de llevar un gorrito o casquete. Pero es absolutamente necesario. Lo reconocen las propias azafatas. "Una de las funciones del uniforme es que se te vea claramente, que destaque y que el público te pueda localizar en cualquier momento; para eso el gorro viene de perlas", explica Silvia.

La primera norma que debe cumplir un buen uniforme de azafata es que debe ser fácil de llevar. "En nuestro trabajo igual tenemos que levantar una caja que acompañar a un ministro por un pasillo, así que el traje debe combinar la elegancia con la comodidad", explica la azafata.

La organización del concurso, cuyo resultado se conocerá en septiembre, lo sabe. El jurado que decidirá el ganador no sólo estará compuesto por profesionales de la moda o periodistas especializados. Las mismas azafatas opinarán también sobre sus preferencias. Ellas, al fin y al cabo, lo llevan puesto ocho horas al día.

"Es que hay mucho diseñador que olvida que la ropa no es para que salga en un pase de modelos lleno de fotógrafos sino para ponérsela", comenta Cipriano López, que además de asesor del concurso es el director de la feria que servirá de marco en septiembre para la decisión final del jurado, esto es, la Semana Internacional de la Moda.

"La mayoría de los diseños presentados siguen las tendencias actuales. Manda la falda corta, casi minifalda, y las chaquetas muy entalladas, pero esto no quiere decir que se lleve el concurso ese modelo; al final puede ganar uno con un pantalón", añade López. Para el ganador hay, además de la certeza de saber que las azafatas lucirán tres años el uniforme en cuestión, 250.000 pesetas de premio.

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Una norma de obligado cumplimiento es que los zapatos lleven poco tacón, pero no completamente planos; esto es lo suficientemente elegantes y lo necesariamente cómodos como para que puedan pasar de pie varias horas al día.

Otra es que el bolso sea amplio, pues una azafata debe llevar bastantes cosas en su interior, desde folletos a aspirinas. El abrigo también es necesario, pues la mayoría de las ferias se celebran en otoño, y a veces hay que permanecer bastante tiempo al aire libre. El traje, y en especial la blusa, la chaqueta y la falda, deberá estar confeccionado en una tela que sea fácil de lavar, pues las chicas sólo poseen dos modelos.

El Ifema renueva el vestuario de sus azafatas cada tres años. Suele comprar un centenar de trajes. Para las 15 azafatas con contrato fijo se adquieren 30, y el resto para las eventuales, ya que en ferias multitudinarias, como el SIMO, por ejemplo, el número de chicas uniformadas puede llegar fácilmente al centenar.

Hasta ahora, todos los trajes han conjugado el rojo, el azul y el mostaza, los colores del logotipo de la Feria de Madrid. En esta ocasión tampoco se romperá la tradición.

Silvia, que ya ha conocido varios uniformes, tiene una última recomendación para los diseñadores: "Que la chaqueta no sea demasiado estrecha. La que llevamos ahora nos tira de la sisa".

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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