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La derecha arrasa en Guatemala en unas elecciones en las que la abstención alcanza el 79% del censo

Un abstencionismo del 78,8% y el triunfo holgado de los derechistas Frente Republicano Guatemalteco (FRG), del general Efraín Ríos Montt, y Partido de Avanzada Nacional (PAN), del empresario Álvaro Arzú Irigoyen, son los datos destacados de las elecciones celebradas el domingo en Guatemala. De éstas sale un Congreso de transición que concluirá, en enero de 1996, la legislatura iniciada hace tres años con el ascenso al poder de Jorge Serrano y desvirtuada por la impunidad y la corrupción que han caracterizado a los últimos Gobiernos en Guatemala.

El último informe del Tribunal Supremo Electoral, con el total de los votos escrutados, da como ganador al partido del general y ex presidente Efraín Ríos Montt, con un 32% de los votos válidos emitidos y 33 escaños. Le siguen el PAN, con un 25% y 23 escaños; la Democracia Cristiana, con un 13% y 13 escaños; los centristas del asesinado periodista Jorge Carpio, con un 9% y ocho escaños, y el resucitado Movimiento de Liberación Nacional, la ultraderecha guatemalteca, con un 3% y dos escaños.Como siempre ocurre, las cifras arrojadas por las urnas se prestan a diferentes lecturas. No obstante, el abstencionismo debe interpretarse como una manifestación de rechazo del pueblo hacia la forma en que los partidos políticos han manipulado la voluntad popular, para beneficio de sus cúpulas dirigentes. La raquítica afluencia a las urnas es una clara expresión de castigo.

Otra consecuencia de la consulta es que los derechistas FRG y PAN consiguen con holgura, juntos, más de los dos tercios de los sufragios. Este resultado les permite reformar la Constitución, una de cuyas disposiciones impide actualmente a Rios Montt aspirar a la presiencia, ya que prohibe el acceso a la jefatura del Estado de cualquier persona que haya participado en un golpe de Estado. La nueva mayoría permite levantar este impedimiento legal.

En la capital, los dos partidos mayoritarios superaron los 80.000 votos, mientras que los democristianos apenas alcanzaron 5.518. La Democracia Cristiana se salvó del desastre sólo gracias al voto cautivo que todavía conserva entre el campesinado analfabeto.

Los militares tampoco tuvieron mejor suerte. Excepto Ríos Montt, el gran ganador de la jornada, parece muy dificil, que los oficiales que aspiraban a un escaño en el Congreso alcancen su objetivo.

Los diputados elegidos el domingo tomarán posesión el próximo 15 de septiembre, en pleno apogeo de las fiestas nacionales de independencia. Dispuestos a borrar la pésima imagen de sus antecesores, los candidatos de los partidos mayoritarios, con un escaño asegurado, ya han anunciado que abrirán la legislatura con la elección de los nuevos magistrados del Tribunal Supremo de Justicia -en su más bajo nivel de prestigio en los últimos años-, y con la aprobación de la renegociación de la deuda de Guatemala.

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